El muro de los estadounidenses

¿Será que se ha puesto de moda lo del eterno retorno del que hablaba Nietzsche? Pero en verdad nunca se repiten los acontecimientos tal cual se realizaron en el pasado, lo que veo que tiende a repetirse es una parte de esos hechos, por ejemplo la construcción de muros entre naciones.

En la antigüedad los señores y los reyes construían murallas para protegerse de sus presuntos enemigos. En los tiempos modernos, más exactamente después de la segunda guerra mundial, la antigua República Democrática Alemana construyó el horrible muro de Berlín, dejando incomunicados a muchos amigos, novios y familiares de quienes no podrían en muchos años atravesar dicho obstáculo.

En el 2004 los israelíes construyeron un muro en Cisjordania supuestamente para evitar ataques terroristas. A pesar que La Corte de La Haya considera que la construcción del muro viola la Convención de Ginebra de 1949, que defiende los derechos de los ciudadanos civiles en tiempos de guerra, y que tal Convención es aplicable en el conflicto entre Israel y Palestina, los israelíes han hecho caso omiso de dicho llamado de atención. Ese es uno de los más incomprensibles casos; esa gente recibió un pedazo de tierra en el medio oriente para que tengan un país que nunca fue. No contentos con haber invadido poco a poco el territorio palestino, optaron por dejarlos prisioneros entre las murallas serpenteantes de la soberbia. En lugar de hacerse amigos de quienes les cedieron parte de su territorio les han construido la pared de la intolerancia, del odio, de la marginación.

No menos horripilante y vergonzoso es el proyecto de los Estados Unidos de realizar más de mil Km. de muralla entre ellos y América Latina. Pues no se trata de evitar únicamente la entrada de los ciudadanos mexicanos sino de quienes llegaran desde nuestra latino América. ¿No son los estadounidenses quienes desean un tratado de libre comercio? ¿Cómo puede haber libre paso de artículos, de insumos, de “riqueza” de todo tipo si se les pone barreras a la gente? ¿Por qué desean nuestras materias primas, nuestra mano de obra barata y nuestro consumo si seríamos un estorbo en su país? ¿No es incoherente una muralla para evitar el ingreso de sus “vecinos”?

Si los países adinerados anhelan una liberización económica mundial, ajena a los modelos nacionalistas y de confrontación que todavía defienden en muchos lugares del planeta los obsoletos y nuevos populismos, ¿no sería más práctico que se liberen también las políticas migratorias raciales y haya más apertura hacia quienes aún se encuentran en vía de desarrollo? ¿No sería mejor, en el caso de USA tratar de hacer una negociación más justa, más equitativa que andar pensando en construir muros?

A todas luces la posible construcción de una muralla en la frontera sur de los Estados Unidos nos está enviando un mensaje que deberían interpretar muy bien las autoridades que, al parecer, están dispuestas a firmar un tratado de libre comercio con un país que está rompiendo físicamente con los latinoamericanos.

Sabemos que todo está en manos del Senado de ese país, pues la Cámara de Representantes aprobó recientemente la construcción de dicha pared. ¿Será capaz el Congreso de ese país de encontrar una solución más racional al complejo problema interno de inmigración y desistirán de la muralla?

Para finalizar recordemos que tras la culminación de la Segunda Guerra Mundial, los representantes de todos los países trataron de dar un código de conducta a través de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el llamado pacto–protocolo. Los países firmaron esos pactos y se comprometieron a cumplirlos; sin embargo, en la práctica, la mayoría no los ha cumplido. Todo ha sido letra muerta. Hay una gran contradicción entre lo que se dice en las reuniones de la ONU y lo que realmente se realiza. Cada país tiene derecho a elegir soberanamente el camino que mejor le convenga, ¿podrán hacerlo los estadounidenses sin agredir a sus futuros socios comerciales y evitar así desagradables repercusiones?

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