La libertad de expresión I

El diario danés, Jyllands-Posten, publicó el pasado 30 de septiembre una docena de caricaturas denigratorias de Mahoma, la semana pasada lo hizo una revista noruega, y otros diarios de la UE lo cual, naturalmente, fue tomado como una ofensa por el mundo musulmán, que ha desatado una tormentosa crisis diplomática con la llamada de atención de varios Gobiernos islámicos a los embajadores de estos países.


Si bien la viñeta es una manera alegre e irrespetuosa de representar una situación o una persona y todos los occidentales estamos acostumbrados a ellas, no así los orientales; menos aún si la causa de burla es su profeta. Es factible criticar todos los integrismos religiosos, pero hay temas demasiado sensibles para tratarlos en una caricatura.

Luego de los últimos acontecimientos en el mundo del Islam, de propósitos de boicot, del incendio de embajadas en Damasco, del pedido de pena de muerte al dibujante por parte de Indonesia y el ataque a ciudadanos europeos no puedo más que decir que las protestas son realmente desproporcionadas respecto del hecho desafortunado de esa publicación. Es cierto que no podemos poner de excusa la libertad de expresión para irrespetar las creencias de mil millones de musulmanes, pero todo en esta vida tiene un límite.

Aunque la divulgación de esos dibujos ha sido extremadamente inconveniente, la respuesta del mundo islámico, me parece que ha sido discordante puesto que no pueden pedir cuentas a los ciudadanos y gobiernos de los países europeos por las acciones cometidas por gente particular. Ellos deberían entender o recordar que la prensa es un ente totalmente independiente de los poderes establecidos, por consiguiente sus opiniones o posturas son exclusivamente de su responsabilidad y nunca de las autoridades o habitantes de su país.

Sería bueno que se tranquilicen aquellos que se sintieron insultados, que hagan todo lo posible por calmar sus ánimos y no sigan por la vía extrema. Todos debemos aprender que no podemos ser intolerantes con aquellos que piensan diferente a nosotros y que una cosa es la libertad de expresión y otra muy diferente burlarse de las creencias o costumbres ajenas. Hay que pensar siempre en la sensibilidad del lector.

0 comentarios: