La suerte de los soldados colombianos


Si me atengo al significado del término “suerte”: circunstancia de ser, por pura casualidad, favorable o adversa a personas o cosas lo que ocurre o sucede; tendría que decir que nuestros soldados han tenido, desde hace mucho tiempo, una suerte desfavorable y mis criterios se desprenden de las noticias leídas en los últimos años acerca de emboscadas, asesinatos, minas antipersonales y toda clase de desgracias que les sucede por rastrear a los guerrilleros, en pos de la tan anhelada paz.

También me ha hecho pensar en lo poco favorecidos que han estado cuando he leído acerca de cierto caso relacionado con una caleta encontrada por un grupo de ellos.

Según leí una noticia del 28 de mayo del 2003, cierto número de soldados se había internado en un lugar de la selva en donde presumiblemente podían encontrar a miembros de grupos alzados en armas. Hacía más de un año estaban en esa misión cuando un buen día mientras cumplían labores de rutina fueron informados de la presencia de insurgentes en la región y salieron en su búsqueda.

En la persecución de pronto se encontraron en un campo cuyo terreno parecía haber sido removido e inmediatamente, luego de limpiarlo de minas, hallaron varias canecas que contenían bolsas repletas de dinero. ¡Cuál sería su sorpresa!

Debió ser como una maravillosa alucinación para quien siempre ha carecido de todo. Cuántos sueños inimaginables pasarían por la mente de quienes toda su vida han sobrevivido con sueldos miserables, con muchas privaciones y sobretodo, con un innegable pavor al momento de enfrentar a delincuentes inhumanos que no dudarían en matarlos en masa o secuestrarlos y mantenerlos en condiciones infrahumanas.

Ante el estupor, el miedo y las dudas del primer momento recibieron orden de su teniente de empacar todo cuanto pudieran. Días después fueron trasladados al Cauca. Una vez allí, inmediatamente pidieron permiso para ir de compras y supongo que también para tratar de sacarse el estrés que debían tener a causa de tantas emociones encontradas.

Desafortunadamente (para ellos) comenzaron a gastar en exceso y con un derroche tal, que ese sería el comienzo de una investigación exhaustiva y quizás el calvario de muchos chicos honestos que estuvieron frente a los rebeldes mientras el resto de colombianos disfrutábamos la vida plácidamente.

El 12 de junio de este año comenzó el juicio. Los militares involucrados eran 147 y únicamente 48 de ellos fueron detenidos, de los cuales 8 eran suboficiales y 40 eran soldados. Este suceso ha sido narrado en un libro por tres periodistas y ha sido la base para la película “Soñar no cuesta nada” del director Rodrigo Triana.


El juicio instaurado en contra de esos servidores públicos nos lleva a interrogarnos sobre muchos tópicos:

¿Por qué aseguran que el dinero era de las FARC?
¿Los jueces probaron que fuese de esa agrupación subversiva?
¿No sería de algún grupo de narcotraficantes? Eso es lo más probable pues si no fuera el producto de un delito esa plata hubiera estado en un Banco.

¿Por qué en un comienzo algunos militares pensaron en juzgar a los involucrados por “traición a la patria”?
¿No será que se sintieron traicionados porque no los llamaron al momento de la repartición?
¿Por qué pedir condena por delito de peculado por apropiación?
¿Acaso el peculado no es una figura que se da cuando el dinero es del Estado?


Según los artículos 397-493 del Código Penal colombiano, a esos soldados no pueden condenarlos por peculado pues ni siquiera hay real conocimiento del verdadero dueño del dinero encontrado, o…
¿Será que algún funcionario público tendría guardado ese dinerillo para alguna obra especial? No lo creo.

Después de estar persiguiendo por tanto tiempo a los levantados en armas, el dinero encontrado por los soldados ¿no sería como una especie de botín de guerra? En consecuencia, ellos debieron entregar el “hallazgo” y las Fuerzas armadas le hubieran entregado un merecido porcentaje… y a propósito, ¿a dónde habrá ido a parar el dinero que devolvieron algunos de ellos? Fuera bueno que lo hayan enviado al Bienestar Social.

Enfrentarse a grupos que están al margen de la Ley debe ser una tarea muy difícil. Sé que las Fuerzas Armadas, sobretodo sus soldados, cumplen a diario la titánica tarea de dominar la angustia de vivir días de sacrificio, desvelo, intranquilidad, soledad y zozobra.

Desconozco las Leyes militares, pero me parece que no es justo que los hayan juzgado como que fueran vulgares delincuentes a quienes lo han dado todo por la patria. No olvidemos cuántos soldados están hoy en silla de ruedas o han muerto en combates y ahora los han condenado a varios años de prisión por atreverse a soñar con un mundo mejor.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

no creo q sea justo condenarlos yo haria lo mismo eso se debe a q el mismo gobierno co,ombiano esta con la farc y el dinero era parte de ellos