El nadaísmo de Gonzalo Arango


Ayer he leído en El Tiempo de Bogotá que ya son 30 años de la muerte de Gonzalo Arango fundador del Nadaísmo y no pude sustraerme de escribir algo acerca de él y de su movimiento literario.

Cuando era muy joven escuché hablar de él y me llamó mucho la atención que se saliera de los parámetros establecidos y quisiese fundar una especie de filosofía paralela al existencialismo de Jean Paul Sartre; al menos es lo que años después concluí luego de leer acerca de algunos filósofos. Entre sus obras más recordadas están: “Sexo y Saxofón”, “Prosas para leer en la silla eléctrica” y “Los días de nuestra vida”.

Según “letras”, el nadaímo proponía la desacralización del orden establecido tanto en el plano literario como en la acción social y política, el rompimiento premeditado con la cultura obsoleta anterior en una Colombia que, en aquella época, estaba totalmente adormecida por el dogmatismo religioso.

En esos tiempos habían aparecido algunos movimientos vanguardistas en América Latina y el mundo. Su ideario temático se basaba en la rebeldía, ironía, burla, liberación sexual, psicodelia, pensamiento crítico y una actitud diferente en al plano estético pues no se sometían a ningún precepto porque ello limitaría su libertad creadora que es uno de los valores esenciales del arte: una suerte de anarquismo.

El nadaísmo tuvo algunos seguidores muy importantes: Eduardo Escobar, Fanny Buitrago, Jota Mario Arbeláez, Darío Lemos, Jaime Jaramillo Escobar, Elmo Valencia, Almilcar Osorio, Elkin Restrepo, Pablus Gallinazo, etc. Sus temas, además de la violencia, giraban en torno de cuestiones urbanas y de los nuevos signos de “modernidad” que Colombia comenzaba a experimentar.

Dasso Saldívar ha expresado acerca de Gonzalo Arango:
“hay que decirlo bien alto, los colombianos necesitamos con urgencia, como anotó Juan Lozano, “su honestidad intelectual, su vocación pacífica, su formidable y atormentada franqueza, su visión crítica sobre Colombia y su devoción por el amor”.”

LA SALVAJE ESPERANZA


Éramos dioses y nos volvieron esclavos.
Éramos hijos del Sol y nos consolaron con medallas de lata.
Éramos poetas y nos pusieron a recitar oraciones pordioseras.
Éramos felices y nos civilizaron.
Quién refrescará la memoria de la tribu.
Quién revivirá nuestros dioses.
Que la salvaje esperanza sea siempre tuya,
querida alma inamansable._ Gonzalo Arango

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Cansado del abosorvente ruido de pito citadino y del estiercol campesino, nada como unas cuantas hojas e ideas para experimentar un veraddero orgamasno que ante cualquier fingimiento me estarìa dictando mi propia sentencia. pero, còmo lograr una sentencia cuando aun para el delito existe la perra inmediatèz...Los intentos, que por cierto sulen ser muchos y fallidos, de algunos pensadores pueden reflejar el quehacer humano que màs agonìa provoca en su sola realizaciòn. Intenatr hacer filosofìa en Colombia es una veradera agonìa. Màs cuando ante cualquier intento de pensamiento, o 12 misaerables gramos de plomo pueden acabar con cualquier idea...no sòlo la idea que para la cabvaeza es lo que es la creatura para el vientre. no sòlo se està matando al gestor de ideas sino a la idea misma de vida. ahora si no es unos gramos de plomo, puede ser una jugada del devenir històrico que comportamos. o si no digame alguien si algun fulano recuerda el color de la bolqueta que aplastò el ùtero de Arango...intentar filosofar em Colombia es tanto como revolcarnos en una nada porque nada queda en el aburdo olvido..te recordamos Arango poreso no eres nada, aunque la nada sea tu profesia. Colombia sigue siendo desierto que aclama un profeta que en ella clame... he dicho.