Carta Nº 2 al Presidente Álvaro Uribe

¡Buenos días, señor Presidente!

Hasta el momento la mayor parte de los colombianos estamos muy contentos que usted haya sido reelegido para que pueda seguir con sus programas de Estado para sacar a Colombia del atolladero en que se encuentra debido a los grupos alzados en armas.

En los cuatro años anteriores la gente de las FARC no han dado signos de querer negociar la paz; únicamente se han manifestado por el cambio humanitario de secuestrados a cambio de reos de sus filas, pero para ello quieren que les “despejen” algunos municipios (Pradera y Florida en el Valle del Cauca), esto es dejar sin Dios ni Ley parte de nuestro territorio. Ciertamente me alegra muchísimo que usted, señor Presidente no haya accedido a que Colombia tuviera nuevamente un pedazo de terreno sin jurisdicción.

Sería magnífico que el intercambio se diera, pues esa pobre gente debe estar viviendo un infierno. Señor Presidente, usted que es un hombre muy inteligente ¿por qué no se ha apresurado a rescatarlos a la mayor brevedad posible?

Pensé que si en los años anteriores no hubo un gran avance con ese grupo debía ser que las Fuerzas armadas estaban preparando increíbles estrategias que darían la gran sorpresa en el segundo mandato.

Usted, doctor Uribe, ha logrado desmovilizar a decenas de miles de paramilitares, ha habido crecimiento económico, ha conseguido importantes logros en materia de Leyes necesarias para el mejoramiento de la Justicia, incluso los suyos en el Congreso pudieron modificar ciertos artículos constitucionales para que la reelección fuera un hecho; por tales razones creo que sí puede lograr que las personas secuestradas vuelvan a sus hogares después de tanto tiempo que no han tenido contacto con sus familiares. Es imperativa la negociación, pero sin despejes, Señor Presidente.

Doctor Uribe, ahora quiero expresarle unos interrogantes acerca de un tema que es motivo de preocupación, sobretodo para quienes viven fuera del país:

¿Por qué nuestro país no busca un acercamiento más profundo con nuestros vecinos y con los países latinoamericanos?

¿Por qué insistir tanto con nuestro socio del norte si hay posibilidades de integración con países hermanos?

Si la aprobación del TLC con los estadounidenses no fuera un hecho, al menos inmediato, ¿Por qué inquietarnos al extremo?

¿Por qué nos dejamos condicionar?

Colombia hace y ha hecho lo posible por erradicar ciertos problemas que no existieran sin no hubiese demanda de cierto producto. Es de todos sabido que cuando hay consumidores, surgen los productores.

Es verdad que ese país nos hace importantes compras, pero también es cierto que sus agricultores son subvencionados y nuestros campesinos pueden enfrentarse a un aprieto más, además de “aquello” que deben soportar a diario.

En otro tema hay algo que me inquieta sobremanera: en estos días se colecta el primer “impuesto de guerra”, según el diario El Tiempo
La Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales, DIAN, ha reiterado que el dinero que sea recaudado, 8,6 billones de pesos en los cuatro años, por este concepto será destinado a fortalecer y renovar los equipos de las Fuerzas Militares e incorporar un mayor pie de fuerza, para mantener el trabajo que se ha venido realizando en el tema de seguridad democrática.”

Don Álvaro, me parece que las partidas presupuestarias más grandes que tiene nuestro país van destinadas a las fuerzas del orden, sin contar con las ayudas externas para el plan patriota para perseguir a quienes sabemos.

¿Por qué no financiamos mejor la paz?

Dr. Uribe, cuando me enteré que había sido aprobado ese impuesto creí que era para invertirlo en gestión social encaminada a restituir los predios perdidos a todos los desplazados o para la realización de infraestructuras necesarias para hacer frente a los nuevos programas de integración comercial, para dotar los hospitales de lo necesario para que los desposeídos tengan mejor atención médica;
o para desarrollo del sector agropecuario, para investigación científica encaminada a mejorar la educación, cultura y vida de los colombianos.

Señor Presidente, antes de despedirme quiero que sepa que la mayoría de colmbianos creemos que las declaraciones del señor Mancuso no son más que una vil estrategia para enlodar el buen nombre de funcionarios públicos, de gerentes de grandes empresas y de altos mandos militares.
Es una especie de venganza porque lo han hecho declarar sus crímenes. Tranquilo, don Álvaro, se nota que ese paramilitar lo que desea es echar una columna de humo sobre el tema para que parezca que sus atrocidades son nada. La Fiscalía esclarecerá el asunto, ese señor tendrá que presentar pruebas irrefutables de sus aseveraciones.

Ya me alargué y sé que su-merced trabaja mucho por nuestro país y no tiene tiempo de leer largas misivas.

Saludos especiales para su esposa y los niños
¡Buena suerte!

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