El último caudillo latinoamericano


Se detuvo un momento para encender su cigarro y dijo: “¡acepto, sí acepto candidatizarme a la presidencia de la república, pero quiero ganar!” Su hija preferida le dio un fuerte abrazo y se alejó saltando de emoción.

Había sido parlamentario muy aguerrido, alguien que comenzaba a ser muy notorio y probado que su capacidad de liderazgo lo llevaría muy lejos en su quehacer público.

Ese luchador incansable, se afilió a una agrupación política; le añadió a la ideología social cristiana la de economía social de mercado. Desde esa organización realizó su plataforma política y poco a poco él se convirtió en el partido, pues le aplicó su personal estilo.

El ecuatoriano, don León Febres Cordero se convirtió en el núcleo del poder que lo abarcó todo, y no cedió espacio durante más de cuarenta años.

Efectivamente fue presidente de su país y llevó a Ecuador a vivir su mayor surgimiento económico. Se pudo destacar su postura demócrata, creyente del libre mercado, aunque su error fue no haber hecho conexiones políticas con los dirigentes sociales, porque para un mayor crecimiento económico prefirió apoyar a las élites empresariales pues son ellos quienes mantienen baja la tasa de desempleo.

Posteriormente fue durante ocho años alcalde de Guayaquil, la ciudad más grande e influyente de su país, eso lo convirtió en el personaje público ecuatoriano más conocida en el exterior pues transformó una ciudad llena de basura, con problemas ambientales por la contaminación, sin alcantarillado y sin agua potable suficiente, en la urbe más próspera del Pacífico sur.

Cada vez que quería expresar algo le seguían un sinnúmero de periodistas y camarógrafos que deseaban conocer sus inquietudes sobre acontecimientos de todo tipo.

Casi la totalidad de políticos y de empresarios le consultaban y era el único que cuestionaba con argumentos motivados a los gobiernos. Eso trajo como consecuencia que sus enemigos políticos lo llamaran “el dueño del país”.

Sin duda un “propietario” muy inteligente, sagaz, con una capacidad de trabajo increíble, memoria privilegiada y una entrega por las causas como nunca habían visto sus conciudadanos.

El pasado lunes dejó de existir, los nuevos gobernantes tendrán que buscar otro personaje a quien echarle la culpa de sus errores, por el momento deben dejarlo dormir tranquilo el sueño eterno, dicen que ha dejado una huella profunda muy difícil de superar.

Su querida nieta vio en sueños que su abuelo se había quedado dormido, salió de su cuerpo, tomó su caballo preferido, le puso alas y voló hacia el país del nunca jamás.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Veo que haces un análisis muy "sesudo" sin dejar de indicar sus errores. Me consta que la ciudad de Guayaquil fue transformada de una forma sorprendente por este señor.

Pero para serte sincero...Eso de los "caudillos indispensables" no es una idea a que le tenga mucha simpatía. Debe ser por los casos cercanos de los dos presidentes tanto de Venezuela como de Colombia, que pretenden eternizarse en el poder...Esto es un mal precedente que puede costarnos muchos males.

MamaQuil dijo...

Para no ser ecuatoriana, estas bien enterada. Soy de guayaquil y estoy orgullosa de serlo, y todos acá le debemos esta linda ciudad a León, quien la sacó de la basura. El hombre tiene muchos detractores también, ya que en su gobierno acabó con los incipientes grupos subversivos que habían. Unos dicen que se necesitaba mano dura con ellos para que esto no se transforme en una COlombia, otros dicen que se violaron los derechos humanos, otros que se cometieron excesos.... en fin, es un tema muy polémico. Saludos.

Rud dijo...

Muchas gracias por leerme, Princesa y Alí.
Primeramente, “Eso de los "caudillos indispensables" no es una idea a que le tenga mucha simpatía.”
Yo tampoco simpatizo con algo así. Tengo entendido que el señor Febres fue el político más importante de su país. Luego de leer acerca de ese personaje, pensé que se trataba de un auténtico caudillo en pleno siglo XXI.
Gente que quiera perpetuarse en el poder, por ahí existen algunitos. De ser cierta su pretensión, podemos "castigarlos" en las urnas, para eso es la democracia; espero que en nuestros países haya muchos “castigadores”.
A la señorita Princesita le digo: muchas gracias por pasar por aquí. Me alegra muchísimo que el extinto ex presidente haya terminado de raíz con un mal que los colombianos, desafortunadamente, conocemos perfectamente. Eso quiere decir que todos sus conciudadanos deberían estarle agradecidos.
¡Felices Pascuas!