Obama y las esperanzas electorales


El discurso de posesión del nuevo presidente estadounidense ha sido una suerte de meditación sobre los valores y su fuerza. Lo escuché como una combinación de realismo y visión, de pragmatismo e ideales, un compendio de la herencia revolucionaria y la evocación de las enseñanzas de los ex-presidentes Jefferson, Kennedy, Reagan.

Para sus electores y posiblemente para todo el mundo, el nuevo mandatario es una esperanza en un escenario un poco dramático por la situación económica, él mismo lo ha dicho, recibe un país lleno de nubarrones.



El señor Obama se refirió al pasado, ello le permitirá encontrar en un terreno conocido, algo grande que le ayude a afrontar los nuevos desafíos. En todo eso hay otra posibilidad pues las circunstancias actuales son completamente diferentes a las de 1929.

El mandatario expresó claramente que "la esperanza se impondrá al miedo" y que "la voluntad común se impondrá al conflicto y al desacuerdo" y está muy consciente de que no será fácil, que será preciso mucho trabajo de todos; enormes cambios de actitudes y la recuperación de algunos viejos valores sepultados por la filosofía de la opulencia y el todo vale.

Su tarea es difícil e inmensa, pero no imposible, y él lo sabe.

El presidente Obama se dispone a abrir una nueva etapa de la historia estadounidense. Dijo que "los desafíos que tenemos por delante son reales, son serios y son muchos. No podremos resolverlos ni fácilmente ni en un corto periodo de tiempo".

"Nuestra capacidad", añadió, "se mantiene intacta. Pero el tiempo de quedarse quieto, de proteger intereses estrechos o de relegar las decisiones incómodas, ese tiempo, seguramente, ha pasado. A partir de hoy, tenemos que ponernos de pie, reinventarnos y empezar otra vez el trabajo de rehacer América". Eso vale para ponerlo en práctica en todo el orbe.

Con mucho realismo habló de la necesidad de abrir las mentes a nuevas soluciones, que la prosperidad dependerá de la capacidad de cada uno para extender las oportunidades, que los valores como el trabajo duro y la honestidad, el coraje y el juego limpio, la tolerancia y la curiosidad, la lealtad y el patriotismo son cosas viejas, pero son asuntos de verdad, que no hay que dejarlos de lado pues han sido el motor callado del progreso a lo largo de toda la historia y que han perdido vigencia frente al relativismo y la abundancia.

Un discurso muy sabio, aplicable, como ya lo dije para las situaciones de cualquier parte. En mi opinión, dejando a un lado la parte ética del discurso de posesión, lo mejor que ha expresado ha sido: "Comprendemos que nuestro poder por sí solo no puede protegernos ni nos da el derecho a actuar como nos dé la gana. Al contrario, nuestro poder crece cuando lo usamos con prudencia, y nuestra seguridad emana de la justicia de nuestra causa y de la fuerza de nuestro ejemplo".

“Aquellos que llegan al poder por medio de la corrupción y el callamiento de su oposición, sepan que están en el lado equivocado de la historia, pero que les extendemos nuestra mano si quieren abrir el puño".

Espero que no se olvide de ello, que mi Dios le ayude en la dura prueba que tiene que enfrentar y pueda demostrar que no es sólo un hombre de retórica sino también de acción.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si a discurso vamos...Excelente. Esperemos que Dios lo ayude a ponerlo en práctica. Ahh..Y lo que màs me agrada de esa dicertaciòn, es el respeto que tiene por sus oyentes al hacerlo de verdad breve. Un buen comienzo, sin duda

Rud dijo...

Ciertamente, que el señor Obama no se ha excedido en su discurso. Sería bueno que le vaya bien y ayude a consolidar la paz mundial; sobretodo, en ese hervidero llamado Cercano Oriente.
Saludos.