Inseguridad Psicológica


¿Qué es inseguridad?

Depende del tipo de inseguridad del que se hable. Desde el punto de vista psicológico es un miedo al fracaso, un temor absurdo que no le permite a la persona actuar con tranquilidad, con dominio propio.

¿Qué tipos de inseguridad existen?

Muchos, inseguridad personal, ciudadana, social, laboral, jurídica, carcelaria, sanitaria, de pareja (celos)…

La inseguridad psicológica puede hacer sentir vulnerabilidad, desconfianza, timidez, vergüenza. Es la dificultad para escoger entre diferentes opciones para conseguir un objetivo determinado. Así como, la duda constante ante si lo que se ha hecho o dicho, es acertado o no.

Existe inseguridad en la persona cuando la tratan de forma injusta y le resulta difícil exponer tranquilamente sus derechos. Cuando cree que en varias ocasiones ha aceptado situaciones inadmisibles sin enfrentar la situación y siente que no tiene los mismos derechos que los otros.

Quien no pueda defender sus puntos de vista, su propio albedrío, rechazar peticiones, y críticas, expresar agrado, afecto, desacuerdo y otros sentimientos, probablemente le falten suficientes habilidades sociales para expresar anhelos y puntos de vista.

No hay que preocuparse, todos en algún momento de nuestra existencia hemos estado inseguros al actuar frente a una situación específica. Lo importante para que la inseguridad no haga presa de la persona y de pronto aparezca en forma recurrente, es pensar que todos tenemos libertad que nos da la potestad de actuar según nuestro criterio y recordar que todos hemos sido educados de diferentes maneras.

El tratamiento personal sería, por un lado el trabajo de la autoestima y por el otro, alejar los pensamientos negativos, poco ajustados a la realidad que puedan llevar a la persona a una percepción de los hechos nada objetiva y distorsionada. Mejorar la habilidad para solucionar los problemas de relaciones sociales. Entrar en un grupo que le ayude a ver la vida bajo otra perspectiva.

No podemos dejar que la inseguridad interfiera en nuestro desenvolvimiento diario pues nos acercaríamos, con toda “seguridad” al fracaso.

No podemos dejar que esos miedos interfieran en nuestra cotidianidad pues hay que aprender a desenvolvernos con soltura, con alegría, con la confianza que da el saber valorarnos y el pensar que de nosotros depende ver a nuestro entorno de una manera positiva, sin temor a las reacciones del otro, con optimismo y una buena dosis de madurez.

0 comentarios: