Jorge Luis Borges

Ayer Google ha rendido homenaje al gran poeta y escritor argentino Jorge Luis Borges. Sus obras crearon un mundo metafísico, encantador, fantástico, totalmente subjetivo que sirvió para catalogarlo de excepcional por su originalidad. Yo siempre lo he encontrado maravilloso.

Sus principales obras: "El Aleph", "El amenazado", "El cómplice", "El hacedor", "Ficcionario", "Pierre Menard", "Historia universal de la infamia", "La biblioteca de Babel" su obra poética… Sólo por nombrar algunas, no quiero excluir.

En realidad el universo de Borges es tan extenso que difícilmente se pueden encansillar sus trabajos y etiquetarlos pues realizó escritos para gustos diversos.

De sus frases, me han encantado estas:

"Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única".

"Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca".

"Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón".

Los funcionarios públicos

Muchos creen que se han estigmatizado a las personas que, de alguna manera trabajan para el Estado, especialmente aquellos llamados "funcionarios públicos".

Son seres humanos necesarios por cuanto sin ellos el aparato estatal no podría realizar infinidad de labores propias de las entidades públicas. Pero desgraciadamente la mayoría son casi inoperantes.

Por ejemplo en Colombia aquellos funcionarios a cargo el Registro Civil, no sé qué tanto hagan, pero se demoran meses para dar la Cédula de Identidad, ya sea la primera vez o una renovación. Debería el señor Presidente de la República proponerse a darle un giro de 180° a dicha institución: el trámite es en verdad rápido en lo referente a la toma de datos y huellas digitales, pero la demora en la entrega del producto final es realmente vergonzosa.

Según referencias, son muchos los países en los cuales este tipo de trabajadores no laboran con la prontitud, ética y eficacia que deberían: no les interesa dejar esperando a la gente, los tratan con desconsideración, son excluyentes, la mayoría se olvidan de sonreír, o de tratar de ser amables; debo decir que conozco algunos muy corteses.

Estar dentro de una entidad pública por una razón diferente a ser funcionario, o usuario, da la oportunidad para conocer, lo que sucede dentro de esos edificios públicos: la mayoría trabajan a "medio gas", algunos sufren repentinos dolores de muelas, o supuestas calamidades domésticas, o "necesitan" realizar diligencias fuera; cualquier excusa es adorable para faltar al trabajo o salir antes de hora.

En cierto país he comprobado que los funcionarios públicos jamás dice: "a sus órdenes, ¿en qué puedo servirle?"
Además tratan a los contribuyentes como si fueran a pedir limosna. No se dan cuenta que si se les llama "servidores públicos", deberían hacer gala de ello y portarse literalmente como tal o dejarles el puesto a otros que estén dispuestos brindar un verdadero servicio a la comunidad.

La difícil tarea de acabar con la hambruna en algunos países

Existen ciertas regiones del mundo que aunque se gastaran millones de dólares en tratar de rescatarlas, la titánica labor se viera interrumpida o minimizada principalmente por las desacertadas políticas de Estado y la corrupción.

Cuando hay desastres todos tratamos de enviar nuestro granito de arena, que, a la larga sí llega a ser una ayuda de cierta envergadura, pero después de un tiempo, vemos esas regiones desvastadas, que siguen casi igual como cuando ha ocurrido la desgracia; las pobres personas siguen viviendo en carpas que se pensaba sólo servirían para permanecer hasta que las autoridades dieran soluciones a largo plazo con los recursos enviados.

Las ayudas pueden ser remitidas a través de Organizaciones no Gubernamentales que traten de prestar un eficaz y excelente asesoramiento, pero que, en muchos países se encuentran con las trabas de leyes que coartan la libertad de acción de personas extranjeras pues lo toman como una violación a su soberanía.

De todas maneras, con un poco de optimismo pienso que la ONU debería estrenarse en verdaderas acciones a nivel mundial, de manera que a través suyo se logre primeramente reforestar los países que se encuentren en mayor riesgo de desastre humanitario, ello llevaría a que la tierra volviera a ser fecunda y emprender una campaña de rehabilitación agraria que a través del tiempo pudiera surtir de productos alimenticios a esas poblaciones.

También habría que hacer una campaña educativa que incluya explicaciones acerca de la importancia de la vegetación para una buena producción de oxígeno y de planificación familiar, pues mientras más gente haya, el problema de la falta de alimentos se hace más grave.

Es evidente que existen organismos a nivel mundial que tratan de desembolsar bienes que vayan destinados a paliar las desgracias que vengan en masa. El pasado 25 de julio, la prensa anunciaba que
“El Banco Mundial destinará más de 500 millones de dólares para hacer frente a la hambruna en el Cuerno de África, como ha anunciado la institución, poco antes de la reunión en Roma en la que tratarán la crisis en esta región”.

¿Y los demás?
Todos sabemos el daño que hacen los fabricantes de armas, ¿qué obras benéficas realizan a cambio de enriquecerse con el dolor?

También fuera bueno que contribuyan: los grandes productores de combustibles y de automotores; aquellas fábricas de vinos, licores y otros; los industriales de textiles, los de electrodomésticos, maquinarias e industria cinematográfica; quienes reciben a diario grandes beneficios por sus aciertos con las nuevas tecnologías; las grandes empresas de turismo, etc. Sería fantástico saber que tienen algún plan de ayuda.