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La libertad de expresión es el derecho de todo individuo a expresar ideas libremente, y por tanto sin censura. Es un derecho fundamental defendido en la mayoría de Constituciones políticas del mundo.
Según el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
Naturalmente ello no quiere decir que cualquier persona, llámese periodista, comunicador social o pepe cortisona, pueda emitir juicios infundados o carentes de veracidad. Toda información debe asegurar el respeto a los derechos o a la reputación de los demás pues toda libertad conlleva un deber y eso está también reglado en la misma Declaración en el artículo 29: “En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática.”
Uno de los condicionantes de toda democracia es el ejercicio de todas las libertades, todo gobierno que se precie de ejercer el mandato constitucional con equidad, justicia social y verdadera democracia, debe aceptar que haya voces discordes, que sus conciudadanos puedan oponerse sanamente a algunas de las tesis que enmarquen su programa gubernamental.
Todos tenemos derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Aunque parezca repetitivo, este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de nuestra elección.
No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquier otro medio encaminado a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones.
Son las dictaduras o los gobiernos de corte totalitario quienes incumplen dichas disposiciones, son aquellos a quines molesta que la prensa investigue y saque a la luz sus oscuros proyectos.
La comunidad internacional debería boicotear a gobiernos de esta naturaleza.
No debemos olvidar que la posibilidad del disenso fomenta el avance de todo tipo: de las artes, las ciencias y la auténtica participación ciudadana en los destinos de su país.
¡Buenos días, señor Presidente!
Hasta el momento la mayor parte de los colombianos estamos muy contentos que usted haya sido reelegido para que pueda seguir con sus programas de Estado para sacar a Colombia del atolladero en que se encuentra debido a los grupos alzados en armas.
En los cuatro años anteriores la gente de las FARC no han dado signos de querer negociar la paz; únicamente se han manifestado por el cambio humanitario de secuestrados a cambio de reos de sus filas, pero para ello quieren que les “despejen” algunos municipios (Pradera y Florida en el Valle del Cauca), esto es dejar sin Dios ni Ley parte de nuestro territorio. Ciertamente me alegra muchísimo que usted, señor Presidente no haya accedido a que Colombia tuviera nuevamente un pedazo de terreno sin jurisdicción.
Sería magnífico que el intercambio se diera, pues esa pobre gente debe estar viviendo un infierno. Señor Presidente, usted que es un hombre muy inteligente ¿por qué no se ha apresurado a rescatarlos a la mayor brevedad posible?
Pensé que si en los años anteriores no hubo un gran avance con ese grupo debía ser que las Fuerzas armadas estaban preparando increíbles estrategias que darían la gran sorpresa en el segundo mandato.
Usted, doctor Uribe, ha logrado desmovilizar a decenas de miles de paramilitares, ha habido crecimiento económico, ha conseguido importantes logros en materia de Leyes necesarias para el mejoramiento de la Justicia, incluso los suyos en el Congreso pudieron modificar ciertos artículos constitucionales para que la reelección fuera un hecho; por tales razones creo que sí puede lograr que las personas secuestradas vuelvan a sus hogares después de tanto tiempo que no han tenido contacto con sus familiares. Es imperativa la negociación, pero sin despejes, Señor Presidente.
Doctor Uribe, ahora quiero expresarle unos interrogantes acerca de un tema que es motivo de preocupación, sobretodo para quienes viven fuera del país:
¿Por qué nuestro país no busca un acercamiento más profundo con nuestros vecinos y con los países latinoamericanos?
¿Por qué insistir tanto con nuestro socio del norte si hay posibilidades de integración con países hermanos?
Si la aprobación del TLC con los estadounidenses no fuera un hecho, al menos inmediato, ¿Por qué inquietarnos al extremo?
¿Por qué nos dejamos condicionar?
Colombia hace y ha hecho lo posible por erradicar ciertos problemas que no existieran sin no hubiese demanda de cierto producto. Es de todos sabido que cuando hay consumidores, surgen los productores.
Es verdad que ese país nos hace importantes compras, pero también es cierto que sus agricultores son subvencionados y nuestros campesinos pueden enfrentarse a un aprieto más, además de “aquello” que deben soportar a diario.
En otro tema hay algo que me inquieta sobremanera: en estos días se colecta el primer “impuesto de guerra”, según el diario El Tiempo “La Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales, DIAN, ha reiterado que el dinero que sea recaudado, 8,6 billones de pesos en los cuatro años, por este concepto será destinado a fortalecer y renovar los equipos de las Fuerzas Militares e incorporar un mayor pie de fuerza, para mantener el trabajo que se ha venido realizando en el tema de seguridad democrática.”
Don Álvaro, me parece que las partidas presupuestarias más grandes que tiene nuestro país van destinadas a las fuerzas del orden, sin contar con las ayudas externas para el plan patriota para perseguir a quienes sabemos.
¿Por qué no financiamos mejor la paz?
Dr. Uribe, cuando me enteré que había sido aprobado ese impuesto creí que era para invertirlo en gestión social encaminada a restituir los predios perdidos a todos los desplazados o para la realización de infraestructuras necesarias para hacer frente a los nuevos programas de integración comercial, para dotar los hospitales de lo necesario para que los desposeídos tengan mejor atención médica; o para desarrollo del sector agropecuario, para investigación científica encaminada a mejorar la educación, cultura y vida de los colombianos.
Señor Presidente, antes de despedirme quiero que sepa que la mayoría de colmbianos creemos que las declaraciones del señor Mancuso no son más que una vil estrategia para enlodar el buen nombre de funcionarios públicos, de gerentes de grandes empresas y de altos mandos militares. Es una especie de venganza porque lo han hecho declarar sus crímenes. Tranquilo, don Álvaro, se nota que ese paramilitar lo que desea es echar una columna de humo sobre el tema para que parezca que sus atrocidades son nada. La Fiscalía esclarecerá el asunto, ese señor tendrá que presentar pruebas irrefutables de sus aseveraciones.
Ya me alargué y sé que su-merced trabaja mucho por nuestro país y no tiene tiempo de leer largas misivas.
Saludos especiales para su esposa y los niños
¡Buena suerte!
Estoy segura que casi la totalidad de las Constituciones políticas de los países que viven en estado de derecho contemplan la facultad de hacer sana oposición a quien esté gobernando. En tal caso los movimientos o partidos políticos que no participen de dicho gobierno pueden ejercer, dentro de lo que determinen las leyes, una oposición crítica y, sobretodo, proponer alternativas viables sobre políticas gubernamentales.
Quien sea que detente el poder no puede arrogarse la libertad de insultar, descalificar, perseguir, maltratar y tratar de eliminar a sus contrincantes políticos, aún pisoteando los contenidos constitucionales. Ese tipo de gobernantes deberían de saber que es muy sano que haya discrepancias pues aprendemos mucho con la diversidad de criterios.
En las democracias más avanzadas del mundo moderno, la oposición es parte fundamental de las mismas y los ciudadanos la ejercen de manera frontal, clara, precisa y valiente; sin miedo a ser tachados como resentidos sociales, subversivos, antipatriotas, amigos de la confrontación y del terrorismo.
Cuidado con aquellos gobiernos que han comenzado a atacar a los medios de comunicación, que se refieren a los representantes de otros partidos políticos como corruptos, mostrándolos como una especie de peste de su país tratando de debilitar por completo a sus oponentes.
Es muy saludable que haya grupos que piensen diferente. Ello no quiere decir que esas personas tengan como único fin destruir las instituciones del Estado o que deseen hacerle daño a la nación, o que sean egoístas que no piensen es su patria.
No podemos desacreditar a quienes no razonan igual a nosotros. Un gobierno no puede enrumbarse por el camino de las estrategias beligerantes que lo único que hacen es construir odio y miseria.
Lo mejor que me ha pasado es haber tenido hijos con el hombre que he amado toda la vida. Ellos han llenado mi existencia de momentos maravillosos, han sido razón para que vaya hasta mis propios límites y supere infinidad de dificultades que han rondado mi camino.
Sin ellos no hubiera aprendido que podemos darlo todo sin esperar algo a cambio; no habría descubierto la satisfacción de verlos comer aquello que tanto les agrada, aunque yo me privara de hacerlo; no hubiera sabido que la felicidad es verlos reír, que su alegría es tan mía como sus desánimos.
Para mí la maternidad ha sido una fuente mágica de oportunidades para enriquecerme intelectualmente al ritmo del crecimiento físico emocional y cultural de mis hijitos con fascinantes pinceladas de ternura, amor, fantasía, dulzura y paz.
Ha sido una canción de cuna, un tenderme en el césped a observar las hormigas, la búsqueda de alimento para una ranita triste, una visita al zoológico, un paseo en bici, un lanzamiento frustrado desde el trampolín de la piscina, un postre de navidad, la búsqueda de un huevo de pascua, las notas indecisas en la guitarra…
Ha sido la constancia hasta lograr la meta, un himno a la medianoche, un cuento sin fin, un despertar afiebrado, una dulce melodía, un dibujo de Uderzo, un escondite secreto junto al río, un libro de los cuentos de Pombo, unos videos de “Érase una vez el hombre”, unas grabaciones de Carl Sagan, unos residuos de algo en los bolsillos, unas lágrimas por el primer amor…
Mis amadísimos hijos han sido como aire fresco en el ardiente verano, como acogedora cabaña en la desolada montaña, como suave brisa después del vendaval, como limpio manantial en medio del desierto.
Doy gracias, de un lado, a su padre que tuvo la valentía de ayudarme en la hermosa tarea y a mi Dios por haberme dado la oportunidad de criarlos, de amarlos como a nadie, de darles aquello que yo no tuve, de verlos crecer poco a poco, y, sobretodo, de haber podido asistir al bellísimo espectáculo de su propia transformación.
Siempre me he preguntado por qué hay asueto el día del trabajo. Ese día deberíamos todos rendir culto a aquello que enaltece al ser humano, esto es la labor cotidiana.
El trabajo es algo inherente al hombre, es su patrimonio exclusivo, una eterna necesidad natural y quizás la primera condición de nuestra vida.
Deberíamos laborar con mucha alegría puesto que se trata de una actividad racional encaminada a la producción de bienes materiales en el que el ser humano ejerce su influjo sobre la naturaleza para adaptar sus elementos a sus necesidades; un componente determinante en el desarrollo de cualquier sociedad.
El factor decisivo de toda producción es la fuerza de trabajo del hombre, ello es fundamental para elevar el nivel de vida y la producción de capital en cualquier país, cuyo resultado trae bienestar a sus ciudadanos.
Mucha gente me ha preguntado cuál fue el detonante para que exista esta celebración a nivel internacional, aquí el dato:
En 1886, el Presidente de los Estados Unidos, Andrew Johnson, promulgó la llamada Ley Ingersoll, que establecía 8 horas de trabajo diarias. Por alguna razón los empresarios hicieron caso omiso a esa disposición lo que desencadenó los reclamos de las organizaciones laborales y sindicales de Estados Unidos que se movilizaron y comenzaron a luchar por el cumplimiento de dicha Ley paralizando el país productivo con más de cinco mil huelgas.
Aquellas manifestaciones llegaron al límite el 1° de mayo de ese mismo año, cuyo episodio más famoso fue el ocurrido en Chicago en el que luego de grandes enfrentamientos y una terrible represión hubo varios muertos y muchos heridos. Algunos líderes anarquistas fueron hechos responsables, fueron acusados, juzgados sumariamente y ejecutados en noviembre del año siguiente y pasaron a la historia como “los mártires de Chicago”.
Según “La Prensa gráfica”, durante el Congreso de la Asociación Internacional de Sindicatos europeos de 1889, celebrado en París, el 1º de mayo quedó instituido como el “Día Internacional del Trabajador”.
En la actualidad la mayoría de empleados cuentan con el apoyo de sindicatos que han luchado por la obtención de excelentes beneficios de sus afiliados, los avances en contratación, sueldos, prestaciones sociales y todas las leyes que han entrado en vigor son fruto de reivindicaciones de los dirigentes de esos grupos.
La realidad es que desde la época en que sucedió lo de Chicago, hasta el momento, la masa trabajadora ha logrado a través de las reformas laborales un avance inusitado. Únicamente falta equiparar los sueldos de acuerdo a la capacidad y rendimiento del trabajador; no verlo venido a menos en razón de sexo, edad, nacionalidad o raza.