Pienso que sí se puede combatir el pesimismo, sólo falta tener buena voluntad y comenzar por aceptar que hay un problema en la mente que vuelve todo color de hormiga: es posible que haya reacciones exageradas que desencadenen sólo pensamientos negativos.
Es necesario ver el lado positivo de la vida, caminar erguidos observando el paisaje, la frente en alto como quien va al encuentro con el futuro y jamás aferrarnos al sufrimiento.
En nuestra existencia siempre ha de haber dificultades, lo importante es enfrentarlas y tomarlas como una oportunidad para superarlas y aprender de ellas; en verdad que nuestra cotidianidad fuera muy sosa si siempre todo saliera a la perfección. A los obstáculos, debemos verlos como retos en lugar de como impedimentos.
Son necesarias grandes dosis de autoestima. Cada quien debe saber cómo es, estar siempre ocupados, reconocer nuestros defectos sin flagelarnos. Es bueno tener la costumbre de ponernos metas y alcanzarlas.
Algunos de mis amables lectores me han dicho que el pesimismo puede ser patológico, que existen casos a los cuales sólo la ciencia médica puede curarlos; de ser así, hay que acudir al médico lo más pronto posible, seguir sus instrucciones que han de incluir ejercicios físicos, hermosas lecturas, socialización, paseos y una buena ración de reflexión acerca de los sucesos que le acontezcan a la persona que lo sufra.
No hay que darse por vencidos ante la adversidad: veamos el lado positivo de la vida, se puede sacar provecho de todo cuanto nos suceda, incluso de acontecimientos desagradables.
Cuando el desánimo nos visite, llenemos nuestra mente de situaciones agradables, pensemos en lo bien que nos sentaría estar alegres; cantemos, escuchemos buena música, brindémosle una sonrisa a las situaciones nefastas y aprendamos a combatir las ideas negativas.