El
gobierno estadounidense quiso, en el año 1959, impedir la reunificación de Vietnam bajo un
gobierno comunista. Con su apoyo y el de otras naciones, se enfrentaron contra
la guerrilla local del Frente de Liberación de Vietnam (Viet Cong) y el
ejército de la República Democrática de Vietnam (Vietnam del Norte),
respaldados por China y principalmente por la Unión Soviética.
La
oposición a la guerra se extendió dentro y fuera de los Estados Unidos entre la
juventud, avivando el movimiento hippie que había comenzado con anterioridad. Las
universidades estadounidenses fueron escenario de manifestaciones contra la
implicación de Estados Unidos en esa guerra no declarada e injustificada en
opinión de muchos.
En octubre de 1967, 200 000 manifestantes
marcharon frente al Pentágono, exigiendo la paz, siendo uno de los puntos más
álgidos del movimiento pacifista. Hay que tener en cuenta que dicha situación
coincidió con uno de los momentos de máxima prosperidad económica, lo que confería
mucha seguridad a la juventud y posibilidades de cambiar de costumbres. Pero el
factor principal de protesta resultó ser el servicio militar, obligatorio para
todos los varones estadounidenses y con él la posibilidad de ser enviado a
Vietnam.
Todos
sabemos que USA perdió esa guerra y tuvo que salir de allí cuando los rebeldes
tomaron Saigón el 30 de abril de 1975, poniendo fin al absurdo conflicto que costó
la vida a tres millones de personas, incluyendo a cerca de 58.000 soldados
estadounidenses.
Como
consecuencia de dicha derrota quedó la impresión de que un pueblo pobre, pero
muy motivado, podría derrotar a la mayor potencia mundial empleando la guerra de
guerrillas; reflexión que caló muy hondo en la mayoría de los países; hasta el
punto de considerarse el medio definitivo de lucha de los militarmente débiles
contra los militarmente fuertes. Esta supuesta invencibilidad de las guerrillas
ha quedado como un mito, pero la Historia posterior ha desmentido este supuesto.