Poco a poco en los hogares, en los colegios, en los medios de comunicación debería haber una educación para lograr un nivel de civilización superior donde la honestidad, el entendimiento, el respeto, la tolerancia y la reconciliación fueran nuestros más preciados valores.
No
es posible alcanzar la paz cuando nuestro corazón está lleno de rencores; hay
que disculpar las ofensas, pues sin perdón no hay tranquilidad.
Sé
que lograr la paz en el mundo no deja de ser un sueño utópico pues pasaría por
el filtro de las fábricas de elementos bélicos, de los radicales, de los fundamentalistas,
de quienes desean ostentar el poder por la fuerza, incluso de aquellos que vivan
de sembrar el terror a su paso.
Comencemos
por nosotros mismos:
Mi paz es tu paz,
y, tu paz es la paz del mundo.