Cuando era niña me enseñaron que el idioma hablado mayoritariamente en Colombia, mi país, se denominaba "Castellano" pues sus raíces estaban en una región de España llamada Castilla. Desde hace algunos años, debido a la globalización y al léxcico empleado por otros idiomas, se comenzó a hablar de lengua española. Me pareció normal debido a que es la lengua mayoritaria en España; de tal manera que en los Estados Unidos, por ejemplo, nadie habla de los "castellanos" sino de los hispanos.
A América la dividimos en dos desde el punto de vista lingüístico: América Anglosajona y América Latina. A mi entender no debemos decir hispano América pues estaríamos dejando por fuera a millones de brasileños quienes hablan portugués que es también una lengua latina. Pero eso es otra historia.
Los debates acerca del nombre que debemos dar a nuestra lengua tienen lugar en España y no en nuestra América. Don Adelino Álvarez Rodríguez publicó en el 2000 sus "Reflexiones Dialectológicas" en donde, entre otras cosas, pone de manifiesto que nuestro idioma sigue llamándose español a pesar de haber rebasado las fronteras de España; lo cual nos llevaría a una discusión mucho mayor, pues un idioma sigue siendo tal aunque lo hablen a cien mil millas de distancia de su país de origen. La diferencia es que mientras más países lo utilicen será mayor su riqueza.
En Internet ya comenzaron a diferenciar: "español de Argentina", "español de Colombia", "español de Venezuela", etc. Pienso que con el ordenamiento gramatical necesario, todos hablamos la misma lengua con diferentes matices en la pronunciación, con algunos localismos, pero el lenguaje culto es entendido en todas partes.
Expresándome en términos más apropiados creo que, aunque la fonética, el léxico y hasta la sintaxis varíe en el Caribe, en cualquier parte de América o España, no podemos hacer diferenciaciones por grados de desarrollo o crecimiento idiomático pues no hay idiomas superiores sino que cada región tiene su lenguaje metafórico, abstracto, simbólico o lúdico propio y me parece maravillosamente fascinante conocer los diferentes giros idiomáticos pues eso enriquece mi vocabulario.
A pesar de haberme salido del tema lo retomo para decir que en América hablamos castellano o español con muchos matices, con encantadoras pinceladas regionales, pero hay que aprender a referirnos al idioma que nos trajeron a América como español pues es el gentilicio de quienes nos lo impusieron hace más de 500 años... ¡que nuestros antepasados no eran mudos!
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