Los correos "rápidos"

Si bien estamos en la era Internet que en contados segundos podemos comunicarnos con personas que viven allende los mares, no es lo mismo cuando se trata de hacer llegar un paquete al otro lado del mundo o a un país vecino.

Aunque existen empresas muy eficientes dedicadas a prestar este servicio y podemos seguir el rastro de nuestro envío mediante una dirección electrónica, esos servicios tienen precios supremamente elevados para el común de los mortales y aunque tengan garantía de rapidez y seguridad muchas veces se busca una empresa un poco más económica.

En estos días una amiga me contó que un colombiano residente en Ecuador necesitaba urgente un documento para lo cual habló con su familia y se lo enviaron desde Bogotá por Servientrega el viernes 27 de octubre. El familiar le dio telefónicamente el número del envío y la consigna dada por la susodicha empresa: será entregado en tres días.

Se supone que si desde Bogotá a Quito cualquier persona, si se lo propone, puede llegar en auto en 24 horas, ese correo podría ser entregado en 48 horas dado que existen muchos vuelos diarios en esas direcciones, por lo menos sé que Avianca cuenta con 3 vuelos diarios en esa ruta.

Si los portadores de paquetes y correos cobran un costo elevado, igualmente deberían asegurarse de dar una asistencia excelente a sus clientes, pero no ha sido así. El 31 de octubre aseguraron que el documento aún estaba en su lugar de origen. El miércoles 1 de noviembre expresaron que recién el día anterior lo habían enviado los receptores desde Bogotá y que lo entregarían el lunes o martes de la semana siguiente porque se venía encima un "puente" vacacional.

¡Maravilloso!
¿Es esa una atención idónea?

¿Para qué se paga tanto por un servicio pésimo?

El lunes 5 aseguraron que no habían abierto los paquetes aún pero que entregarían el documento en la tarde, así que el interesado pidió que de ser así lo envíen a la agencia de San Rafael que le quedaba más cerca de su residencia. Ese mismo día se acercó a las 4:45 de la tarde:

-Buenas tardes…
-¿En qué podemos “ayudarle”?

- ¿Ayudarme? No estoy enfermo, muchas gracias. Pensé que en esta empresa prestaban servicios postales y me hablan como que se tratara de un puesto de socorro.
- Somos de Servientrega…

- Sí, así parece. Me dijeron los de la central que me traerían un sobre.
- Sí señor, ¿tiene el número de guía?
- Aquí está.

- No señor, aún no nos llega, venga mañana a esta misma hora…

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Aunque no sea consuelo, eso pasa, incluso dentro de la misma ciudad. De cualquier forma, apesta.