Pero existen infinidad de seres humanos cuyos problemas sobrepasan los límites de la tolerancia humana para quienes el correr de los años, en cambio de presentarles la luz que los llevaría a solucionar sus problemas existenciales, observan un devenir oscuro con más de lo mismo que han soportado a través de su vida. Tales personas son todos aquellos seres humanos que viven en la extrema pobreza sin esperanza de salir del fondo en donde se encuentran.
También hay gente que sufre día a día la ausencia de algún ser amado por encontrase preso por alguna causa absurda, como la persecución por ideas políticas y más aún, aquellos que añoran la entrañable presencia de un familiar por haber sido víctima de un secuestro. Esto me parece una de las actuaciones más crueles a las que pueden llegar los delincuentes.
Enfrentarse al desafío de estar plagiado por cualquier motivo, sobretodo, por grupos inescrupulosos y sanguinarios debe ser como estar muerto en vida: sin trabajar en beneficio del patrimonio familiar, sin poder leer, sin realizar deporte, sin servicios sanitarios, sin el elemental espacio para vivir decentemente, sin roce social, sin familia ni amigos, sin poder llevar a cabo los proyectos de vida; con el alma destrozada por la angustia, la amargura, la incertidumbre, la soledad, la falta de afecto y la impotencia frente a sus captores.
Para el secuestrado y sus familiares un año más representa ver huir el tiempo sin la dicha vivida, sin esa cotidianidad compartida, sin ese abrazo que se ansía y que nunca llega, sin esa amada voz que invade dulcemente el espíritu y es causa de regocijo y de tranquilidad y, sobretodo, significa ver cómo se evaporan los sueños de participar en los eventos familiares e intervenir en la toma de decisiones de cara a la educación de los hijos y en la conducción de su propia realización.
Debería haber una cruzada a nivel mundial para tratar de erradicar el secuestro que es una de las peores infamias que puede realizar una persona; el estar retenido contra la voluntad equivale a ser torturado constantemente. NO podemos condenar a miles de seres humanos a vivir sólo de los recuerdos y a enterrarlos en vida.
Quiera Dios que en poco tiempo la esperanza y los anhelos de los secuestrados se hagan realidad.
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