Para un maltratador cualquier cosa se puede convertir en el punto de partida que desencadene el abuso; desde el llanto de un pequeño, hasta el supuesto que ella ya no es físicamente la misma después de haber tenido descendencia. Hay quienes beben un poco de licor y so pretexto de “borrachera” llegan y la dan una paliza a su pareja y en ocasiones hasta a los niños.
Las causas de maltrato van desde las propias frustraciones masculinas, hasta el hecho que su mente ya haya sido invadida por otro compromiso emocional; no digo otro amor porque esa clase de seres son incapaces de amar. En ese último caso, por lo general, el individuo desea una nueva relación pero no quiere perder a su primera esposa; vive un tiempo entre dos mundos hasta que, de alguna manera, se deshace de quien le parezca menos atractiva.
Las medidas actuales contra los malos tratos son absolutamente insuficientes para erradicar el fenómeno de la violencia doméstica. Los pilares básicos de la política de actuación de los Gobiernos en este problema deberían ser la prevención, la protección y ayuda a las víctimas, y naturalmente la sanción de los agresores.
Según mi punto de vista, es mucho mejor prevenir, educar en la igualdad, evitar el machismo en nuestro diario vivir. Siempre es más barata la prevención que curar, e infinitamente más justo.
Por lo general las mujeres maltratadas no hablan del asunto, son incapaces de contar a alguien lo que les sucede. Pero aquellas que son capaces de llevar a la luz pública ese flagelo, no piden sólo ayuda, sino hacen un llamamiento a todas las mujeres que sufren malos tratos para que no callen, ni pierdan la esperanza. Porque siempre es mejor la lucha que la resignación.
Las mujeres somos el complemento del hombre. El querer que haya cierta igualdad no quiere decir que vamos a actuar como ellos. Lo que se busca es que haya equidad en el trato no solo en el hogar sino en lo laboral, legal y social. Este debe ser un problema de Estado y debe ser abordarlo con políticas de Estado desde todos los ámbitos. Debería haber en cada país una Ley integral para coordinar absolutamente todos los aspectos de la agresión al género femenino; no solo condenar la violencia doméstica, sino también las agresiones en la educación, en la publicidad, en los sistemas de ayuda, etc. Hay que mejorar la educación, porque todavía vivimos en una sociedad muy machista y patriarcal.
La violencia ejercida desde siempre sobre la mujer encuentra en el lugar de cohabitación, el espacio por excelencia para la humillación diaria, para la paliza habitual, para la crueldad como método. Es el problema de las mujeres, se decía, y eso no es verdad. El problema es de la sociedad, del egoísmo de los varones, del enfermizo sentimiento posesivo de muchas personas.
Hay que conseguir cero tolerancia para los maltratadores y por ahora no se está alcanzando para nada ese objetivo. No puede ser que se destinen millones a armamento y nada a políticas de igualdad, porque la igualdad de géneros es la base para acabar con este tipo de violencia. Veo que se les da más importancia a las víctimas del terrorismo que a las de violencia de género. Todas las vidas humanas deberían valer lo mismo. La muerte de mujeres víctimas de la violencia doméstica sigue siendo uno de los problemas más graves de la sociedad.
1 comentarios:
Sería una verdadera bendición si se lograra erradicar la violencia de género. Muchas gracias por leerme, Lully. ¡Felices pascuas!
Publicar un comentario