
Podría detenerme para hablar de las ciudades alemanas más conocidas como Berlín, la monumental e histórica capital, la cual en el 2006 fue elegida como "ciudad creativa" por la UNESCO.
O de Hamburgo, la puerta de Alemania al mundo, el puerto más grande de Europa, el cual no está en la costa, sino que se encuentra a 120 km del mar y se asienta sobre el río Elba, que desemboca en el mar del Norte; con su propia bolsa de valores, su propio sistema bancario y su propia marina en activo desde finales del siglo XVI.
Pero NO. Hoy quiero referirme a un hermoso rincón lleno de un encanto especial, con más árboles que personas, con unas casas bellísimas de techos rojizos y gente muy acogedora y generosa; ese pueblo situado en el Estado de Baja Sajonia, al noroeste de Alemania, llamado Hildesheim.
Es una linda y muy tranquila ciudad que sin muchas pretensiones, se extiende a lo largo del río Innerste; la catedral construida en el 872 y sus tesoros están clasificados dent

ro del Patrimonio mundial de la UNESCO desde 1985 junto con la iglesia de San Miguel del románico temprano, cuyo cielo raso es de madera con un precioso policromado con el árbol genealógico de Jesucristo; muy original por cierto.
Su catedral además es célebre, por algo muy curioso: el rosal milenario que se aprecia desde el exterior. Crece junto al muro exterior del ábside en el patio interior del claustro. Me han contado que las bombas de 1945 dañaron el ábside, pero tiempo después el rosal renació y es en la actualidad considerado como signo de la prosperidad de la ciudad: mientras el rosal siga

floreciendo, la ciudad no decaerá, según sus emprendedores habitantes. La rosa es el símbolo de la ciudad.
Cuenta con una variada oferta educativa, existen diferentes centros de formación profesional, escuelas técnicas superiores y una excelente Universidad donde una décima parte del alumnado procede del extranjero pues además de tener una buena acogida, pueden escoger carreras que no encuentran en otros centros universitarios, como Ciencias Culturales y Estética Práctica, por ejemplo. A su llegada a Hildesheim reciben a los estudiantes extranjeros con un programa cultural de bienvenida. Los recién llegados reciben apoyo de la oficina de atención a alumnos extranjeros; tienen programas de intercambio entre estudiantes extranjeros y alemanes para que unos a otros se enseñen sus lenguas respectivas. ¡Genial!
Además de los sitios nombrados, son muchos los

lugares para conocer, se puede visitar la plaza mayor, la iglesia de san Andrés de estilo gótico, la casa de los emperadores, la iglesia de san Gotardo, la de san Lamberto, la de san Mauricio cuyas partes más antiguas datan del siglo XI; el encantador casco antiguo, el museo Roemer-Pelizaeus en donde se pueden apreciar piezas de arte del antiguo Egipto y arte precolombino peruano entre otros; también cuenta con el Museo de la ciudad, el museo de la catedral, el Teatro municipal…
Se pueden realizar paseos ecológicos por los alrededores pues cuenta con preciosos bosques, bellas lagunas, instalaciones deportivas; en verdad caminar por los alrededores de Hildesheim es una sensación para

disíaca.
¡Ah! Sí. Posee una atractiva zona peatonal y las calles comerciales con grandes almacenes y pequeñas boutiques que permiten ir de compras o degustar algún platillo exquisito en alguno de sus excelentes restaurantes.
Es muy fácil llegar allí: en su estación tienen parada los trenes de alta velocidad IC e ICE y existe un acceso directo a la autopista norte-sur A7 (Hamburgo-Würzburgo, a la autopista este-oeste A2 (Berlín-Dortmund). El aeropuerto internacional de Hanóver-Langenhagen está a 50 Km. Aunque Hildesheim sí cuenta con un aeródromo para aviones hasta de 5.7 toneladas.
Puedes llegar hasta por vía fluvial, su puerto interior está conectado con el canal Mittelland mediante un ramal de acceso.
¿A qué esperas?
La amable y maravillosa gente de Hildesheim te ha de recibir gustosa.