
La naturaleza tiene ciclos que son más o menos exactos, las estaciones se presentan con regularidad, los meses lluviosos o de sequía también. Así mismo existen acontecimientos o eventos que ocurren cada cierto tiempo como las fechas de las olimpiadas, las de los campeonatos y la política no podía escapar de esa especie de regularidad.
Es por eso que cada cierto tiempo hay que elegir nuevas autoridades para ventilar el ambiente político, para dar paso a ideas frescas y evitar que alguien se perpetúe en el poder con todos los inconvenientes que ello conlleva.
Si existieran fórmulas que todos los votantes supieran para que un nuevo presidente cumpla las expectativas de la mayoría de ciudadanos, seguro que los sufragantes muy pocas veces nos equivocaríamos al momento de elegir entre los candidatos al más adecuado para un cargo de tanta responsabilidad.
Si la mayoría desconoce la calidad humana y profesional de los candidatos, podríamos terminar seleccionando a la persona equivocada; tenemos muchos ejemplos a lo largo de la historia del mundo.
La persona idónea debe ser alguien con cualidades de estadista, de líder, que posea capacidad de análisis, de crear nuevas oportunidades, cierta astucia, imaginación para resolver imprevistos,
que sepa desde el comienzo que se trata de un servidor público,
no de un emperador, eso quiere decir que debe respe

tar la Constitución y las leyes establecidas.
Que no sea mitómano, no hay nada más desagradable que un mandatario que asegure haber tenido en su gobierno infinidad de aciertos, pero que todo haya sido mentira, con informes muy lejanos a la realidad.
El candidato ideal sería aquel que hable tranquilamente, que no descalifique a sus contendientes,
que sirva de modelo a sus conciudadanos, que tenga propuestas posibles de realizar, que posea paciencia y talento para escoger a las personas que fueran a ayudarle a hacer posibles sus proyectos y promesas electorales.
El presidente a elegir debe ser alguien que tenga muy claro que deba respetar y dejar que sean autónomas las otras funciones del Estado, que la comunidad necesita además de protección, desarrollar programas de inserción a un trabajo digno, a educación para la paz e imponer un modelo de sociedad acorde con la época en que vivamos.
Es sólo un sueño de año nuevo. Felicidades.