
Para mí es una práctica sana que se aprende en la niñez, cuando aún desconocemos los temas económicos. Los padres con frecuencia enseñan a realizar ciertos actos que conduzcan al chico a ser consciente de no desperdiciar los bienes que existan en casa, sean estos monetarios, alimenticios o servicios: cerrar el grifo, utilizar ciertos cuadernos que quedaron con páginas en blanco en el curso anterior, guardar el alimento que no se vaya a consumir para otro momento, etc.
Una manera de inculcar el ahorro a los hijos es haciéndole comprender que no se puede comprar todo cuanto desee, siempre hay que dar prioridad a las necesidades y pensar varias veces antes de adquirir ciertos productos que puedan esperar o nunca comprarse.
Para mí la clave del ahorro está en preguntarse: "¿este artículo es realmente imprescindible o simplemente es un lujo?"
Una manera muy práctica para que los niños entiendan acerca de ser ahorrativo, es enseñarles a

Es muy probable que ser muy ahorrativo pueda convertirnos, ante los ojos de los demás, en avaros o tacaños; pero si gastáramos nuestro peculio, sin medida, eso podría convertirnos en miserables.
La diferencia que existe entre ser ahorrativo y ser tacaño estriba en que el ahorrativo simplemente gasta sin realizar un derroche de su patrimonio; mientras que el tacaño es mezquino, hace los menores gastos posibles y vive mal con la esperanza de tener más.