El Premio Planeta

Sé que desde mediados de este mes se ha hablado de mala calidad de las novelas finalistas y de cierta manera muy sui géneris de señalar al ganador. Me enteré a través de la bitácora, cuando las ratas te ganan entre otras cosas, que la editorial recibió 417 obras de varios lugares del mundo.

Sinceramente como en las bases del concurso decía que cada quien debía enviar el original y copia del escrito, imaginé que debían ser por lo menos cien personas que habrían estado leyendo a conciencia cada manuscrito y por el hecho de haber copia, las obras no serían desechadas únicamente porque a uno de ellos no le ha gustado sino que se decantarían con el visto bueno de al menos dos cerebros.

Ayer estuve leyendo más acerca de ese "concurso" literario y he encontrado algunos comentarios en escolar.net que me han hecho reflexionar. No tenía ni idea que una editorial tan seria pueda hacer un concurso sólo para aumentar sus ingresos y no para encontrar, de pronto, algún genio de la literatura.

Luego de enterarme que han enviado 417 obras y únicamente han sido 7 los miembros del jurado, el galimatías que se ha formado en mi mente tratando de saber cómo han podido leer tanto en tan poco tiempo ha sido hasta risible. He hecho cálculos, he estado tentada a enviarles una carta rogándoles, por favor, que publiquen sus métodos de lectura extrarrápida; probablemente se convertiría en el libro más leído de todos los tiempos.

Hay quienes han opinado que el escándalo al que ha dado lugar don Juan Marsé, no es más que una pantalla publicitaria para que la gente compre más ejemplares de los ganadores para ellos mismos juzgar si las obras valían o no. O para ver si es real lo que dijo el escritor catalán acerca de la baja calidad de las obras. ¿Será posible?

Sin pajarillos

Hay algo más que necesito expresar para dar por terminado el tema de las aves: Si el mundo se quedara sin aves, ya no valdría la pena.

No podría despertarme con los encantadores trinos de los pajarillos, ellos ya no adornarían con su revoloteo multicolor nuestro jardín; no vendrían los inquietos colibríes, con su brillante y bellísimo plumaje por el dulce néctar de las flores; ni podría escuchar feliz en los atardeceres los maravillosos gorjeos de sus crías
.

Ya no vería las elegantes mirlas venir a mi ventana en busca de auxilio porque habría un lindo gatito acechando tras las rosas; ni me deleitaría observando gozosa los inquietos gorriones dar saltitos tras un insecto invisible; ni me extasiaría viendo multitud de golondrinas danzando amorosas en el cielo después de la lluvia; ni volvería a sentir júbilo al encontrar algunos nidos escondidos en la fragante madreselva que trepa caprichosa la verja posterior; ni volvería a ver maravillada la hermosa bandada de palomas blancas que pasan cerca de nuestra casa, ni llamaría feliz a mis hijos para que observen esos hermosos pajarillos rojo y negro que de tiempo en tiempo nos visitan, ni volvería a estar agazapada mientras esos pájaros amarillos comen en el plato del jardín
...

El encanto de la playa dejara de existir pues no podríamos admirar asombrados los espléndidos y quiméricos diseños que realizan al volar en grupo las gaviotas; ni podríamos volver a observar los alcatraces y pelícanos revoloteando tras los barcos pesqueros en busca de alimento fresco
.

Los agricultores estarían perdidos si las alondras ya no limpiasen los terrenos de larvas e insectos; el ganado ya no contaría con la colaboración de las garzas para librarse de sus parásitos
...

Sin pajarillos comenzaría a morir la belleza y yo con ella.

Consecuencias de una posible pandemia de gripe aviar

Últimamente me he preguntado qué pasaría si sacrificaran la mayor parte de las aves que consume el ser humano y veo un panorama desolador y un futuro terrible para la economía mundial pues eso significaría la quiebra de miles de empresas dedicadas a las actividades avícolas… veamos:

Primeramente los dueños de las granjas avícolas entrarían en una grave crisis puesto que su capital e ingresos económicos se irían por la borda.

La enorme cantidad de gente empleada en esos lugares perdería su trabajo.

Los cientos de miles de establecimientos que expenden aves crudas, aquellos que los venden preparados o venden huevos tendrían que cerrar en detrimento propio y el de sus empleados.

¿Cómo fuera la vida sin huevos?

Los vegetarianos dirían: “buena, gracias”.

Pero no. El calcio, hierro y nutrientes que genera el huevo es insuperable. Además la vida se tornaría monótona.

¿Cómo prepararíamos una apetitosa torta?

¿Cómo sería una fiesta de cumpleaños sin un delicioso pastel?

Navidad no sería tal sin las exquisitas galletas y ¿qué decir de un desayuno sin tortilla o huevos preparados al gusto? Muchos dejaríamos de comer pan pues ya no habría pan de yemas.

En fin la alimentación viviría huérfana de un gran ingrediente, la repostería, pastelería y todas las pequeñas industrias que elaboran alimentos con este vital producto se acabarían y la desocupación y desesperación llegarían al clímax.

La gripe aviar

Desde hace algunas semanas la organización mundial de la salud anunció que se avecinaba una terrible pandemia si se nos va de las manos el cuidado de las aves y la correspondiente cura de la gripe aviar o aviaria que ha degenerado en virus que afecta al ser humano.

Dado que los facultativos que han dado sus opiniones al respecto en diferentes medios de comunicación han expresado que los síntomas son idénticos a los de un resfriado común, supongo que en caso que fuera una realidad la pandemia, el temor haría presa de muchísimas personas ante el primer estornudo.

Lo primero que haríamos sería interrogarnos si hemos consumido pollo, pavo, pato, faisán o cualquier especie de ave… ¿en dónde? ¿Ese restaurante sería limpio? ¿Mis amigos limpiarían bien las presas antes de prepararlas? ¿No será que ese supermercado importó aves contaminadas? La psicosis puede apoderarse de la población.

Pienso que los medios de comunicación deben ser los llamados a no alarmar a sus conciudadanos; deberían publicar las diferentes maneras que deben existir para evitar el contagio. Los gobiernos deberían insistir en que hay que tomar precauciones pero no dejar totalmente de consumir aves puesto que la enfermedad no se transmite por la ingestión, según leí en BBC mundo, sino por la inhalación de las heces secas pulverizadas:

“Hugh Pennington, profesor de la Universidad de Aberdeen, Reino Unido, le dijo a la BBC que "el virus es transportado en los intestinos del pollo".
"Una persona tendría que secar la carne del pollo e inhalar su carcasa para correr algún riesgo. Incluso así, la posibilidad de infectarse es remota"."
Mi rol en este momento, como mamá, es: informarme lo mejor posible para de esa manera obtener los conocimientos necesarios para prevenir cualquier contagio.

La fiebre

Ha amanecido enfermo uno de mis hijos. Indudablemente le hizo daño haber salido anoche con abrigo insuficiente para el frío inmenso que ha hecho.

Cuando mi Mauri está afiebrado lo sé porque el cálido y envolvente castaño verdoso de su mirada se torna lejano y debo adivinar una corriente de fondo o un tejido sutil de ideas y emociones que flotan en su mirar. Debo hacer algo para devolverle su límpida y amorosa mirada.

Para mí, la fiebre es como un enorme pájaro de fuego que se evapora al entrar por los ojos liberando su calor dentro del cuerpo del enfermo dejándolo con una amarga malquerencia de todo, hasta que un antipirético con su varita mágica efectúa la metamorfosis térmica que en breve liberará el maravilloso y exótico pájaro.

Uno de los peores momentos que vive un ser humano es cuando algún hijo pierde la salud. Si a esta eventualidad añadimos la sorprendente y cada vez mayor desconfianza en los médicos nos hallaremos en un estado ubicuo; al menos yo: me muevo interminablemente por toda la casa buscando qué dicen las enciclopedias y según los síntomas también puedo hacer consultas en Internet.

Pienso que enfermar es algo así como perder un foco de luz en la oscuridad, pues significa un sensible desplazamiento en las tinieblas del ocio y el dolor.

Afortunadamente mi Mauricio únicamente está resfriado y ello me lleva a otras reflexiones que escribiré otro día.

La creación

Hoy ha sido un día glorioso para mí. El 23 de octubre del 2005 pasará a mi historia como un día lleno de emociones pues junto con mi amado hijo mayor he elaborado mi primera bitácora.

El modelo de "plantilla" que escogí, realmente no me fascinó, pero ya le he de hacer algunas variantes.

El día no ha estado muy cálido desde el punto de vista meteorológico, pero la cercanía de las personas que amo lo ponen deliciosamente tibio.