Muchas gracias, Presidente Chávez

Estoy segura que la totalidad de los colombianos deseamos que se efectúe el intercambio humanitario entre guerrilleros que se hallan en las cárceles del país, con las personas que los grupos rebeldes mantienen detenidas. Ello significaría el fin del calvario que están viviendo todos aquellos que se encuentran secuestrados desde hace varios años.

Me alegró muchísimo enterarme a través de diferentes medios de comunicación que don Hugo Chávez, Presidente de la República de Venezuela, haya brindado sus servicios a favor del pueblo colombiano. No creo que a nuestro Presidente le pueda resentir que un estadista vecino interponga sus buenos oficios hablando con los guerrilleros.

No nos debería importar quién logra convencer a los miembros de los grupos armados que es necesario darle un rostro más humano a la guerra. El Presidente venezolano ha dicho estar dispuesto a dejar sin jurisdicción un pedazo de su territorio con tal que los grupos colombianos en conflicto se sienten a conversar y devuelvan sus rehenes.

Sé que ya el vocero de una de esas agrupaciones le ha respondido al Presidente Chávez:
“Sí, nosotros no tenemos problema en dialogar en cualquier sitio, pero la entrega de prisioneros debe ser en Colombia".

Me parece que esas palabras podrían darnos la esperanza, al menos de un diálogo. Por algo hay que comenzar. Lo extraño, para mí, es que los insurgentes se aferren tanto al pedido de “despeje” de dos municipios en especial.

Si en verdad los guerrilleros persiguen una mejor vida para sus conciudadanos, nada les cuesta ceder, estudiar la propuesta hecha por el presidente Chávez quien podría asumir el compromiso ante el gobierno colombiano, como garante para lograr un cese transitorio de las hostilidades, de esa manera no habría un rescate a sangre y fuego de retenidos y prisioneros de guerra en poder de los grupos armados.

Con franqueza hay ciertos comportamientos del Presidente Chávez que no me agradan, pero esa propuesta de ayuda para desempantanar el acuerdo humanitario me ha hecho verlo como una persona amiga, muchísimas gracias, señor Presidente Chávez, quiera Dios que su intermediación nos traiga una agradable
brisa de paz que tanto necesitamos.

Danza, teatro y música


Anoche me invitaron a presenciar una obra de teatro protagonizada por una sobrina de alguien muy cercano. Antes que nada debo decir que le tengo mucho cariño a esa chiquilla pues se lleva muy bien con uno de mis hijos. Es precisamente esa relación de afecto la que me ha llevado a escribir acerca del suceso.

Seré concisa en lo que respecta a mi criterio sobre su incursión en las tablas: como actriz le veo mucho futuro, como cantante le falta fuerza en la voz y como danzarina, además de necesitar más gracia, creo que le falta una buena dosis de entrenamiento por lo menos para parecer más elástica.

Las actuaciones teatrales resultan encantadoras con un fondo musical acorde con el guión, el ritmo de los acontecimientos y muchas veces ha salvado una mala interpretación. Algo supremamente esencial en la interpretación teatral es la capacidad histriónica, sin la cual el actor sólo sería él mismo en cada escena.

Subir a un escenario no es nada fácil, pero si fuese el caso de un cantante debería haber hecho vocalizaciones, haber trotado a diario y realizado los ejercicios pertinentes a su carrera, de tal manera que el encuentro con el público se torne maravilloso.

Cuando alguien desea dedicarse a la danza lo primero que tiene que saber es si su cuerpo está en condiciones físicas y estéticas para realizar dicho trabajo. Esa persona debería balancear muy bien sus alimentos, tendría que hacer gimnasia por lo menos dos veces diarias y adecuar sus movimientos estrictamente al ritmo que el público escucha al momento de su presentación.

Algo titánico, según mi concepto, es querer abarcar los tres artes en uno, pues el protagonista tendría que ser muy disciplinado y realmente genial para que todo le salga perfectamente y su público no se sienta defraudado, así fuese una función benéfica.

Los teatreros son personas que lo dan todo y generalmente dejan en el escenario parte de su vida. En algunos países latinoamericanos no es muy común que la gente acuda en masa a distraerse con una obra de teatro, por lo general este tipo de actores si no encuentran quién los subvencione pueden carecer de muchos elementos vitales, la mayoría de ellos mueren en la miseria o cerca de ella.

Aún así quien posea oportunidad de tener a su disposición un teatro para actuar, no debería hacerlo a la ligera, debe recordar que el público se diluye cuando no encuentra algo que en verdad le fascine.

Insisto. Para actuar, cantar y danzar en una misma obra, la actriz o actor deberá estar tocado por los dioses para lograr un éxito irrefutable.

Abuso de la fuerza pública


Para cerrar mis elucubraciones sobre las clases de abusos, me voy a referir a uno que es imposible de creer que exista, porque las fuerzas del orden están llamadas a protegernos y a ser las guardianas de los derechos humanos en todo el mundo, por lo tanto muchos nos resistimos a pensar que esas instituciones tengan miembros que son una verdadera vergüenza para sus filas pues dicen que a veces cometen verdaderos actos abominables.

Existen claros indicios que en muchas partes del mundo los agentes de seguridad pública, quienes tienen como función prevenir los delitos y realizar los arrestos conforme a la ley y al debido proceso; no lo ejecutan respetando los derechos humanos garantizados en las Constituciones de cada nación y en los convenios internacionales sino que a veces en las detenciones insultan, golpean y hay quienes aseguran que les han exigido dinero para dejarlos
en libertad.

La jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos señala que los agentes del Estado tienen la obligación, el derecho y la responsabilidad de hacer cumplir la ley y mantener el orden; pero ello no los pone por encima del bien y del mal. También sostiene que la fuerza utilizada, en caso de ser necesario, no debe ser excesiva. Cuando se actúa con violencia, no se respeta la integridad personal, y se está actuando en forma arbitraria.


En cuanto a los países americanos, la Corte Interamericana ha precisado que, bajo la Convención Americana, los Estados deben prevenir, investigar y sancionar toda violación de los derechos reconocidos por la Convención y procurar, además, el restablecimiento, si fuera posible, del derecho conculcado (quebrantado, pisoteado) y, en su caso, la reparación de los daños producidos por la violación de los derechos humanos.


Un suceso de abuso de guardias, que desafortunadamente es más común de lo que imaginamos, es el método de tortura para conseguir confesiones de los detenidos. Sé que los Códigos Penales de cada país contemplan los respectivos castigos para quienes degraden de esa forma a los presuntos delincuentes que caigan en sus manos, pero es muy difícil que una persona que haya pasado por tan amarga experiencia le quede aliento para denunciar dicho abuso.

Otra forma muy común de abuso de la fuerza pública es la represión a gran escala cuando se realizan manifestaciones públicas contra algún gobierno o como alguna protesta por un motivo específico. Si bien, en muchas ocasiones he visto grabaciones de policías que huyen de la violencia estudiantil, también ellos no miden la cantidad de gases lacrimógenos y los chorros de agua que les lanzan a los manifestantes, supongo que por un poco de miedo a la multitud o por órdenes superiores.

Esta última es una situación de doble faz; por un lado los miembros de la comunidad tienen derecho a protestar, a salir a la calle a manifestar su descontento por alguna medida política, económica o social y por otro lado en muchas ocasiones los mismos gobernantes ordenan a las fuerzas del orden a reprimir con violencia pues desafortunadamente en medio de quienes efectúan marchas pacíficas, muchas veces se infiltran personas reaccionarias que causan caos.

Tenemos ejemplos de todos esos inconvenientes y de ciertos hechos muy feos en los cuatro puntos cardinales y el mundo sigue su ritmo. Algunos guardianes de cárceles hasta han osado tomar fotografías de las aberraciones y torturas infringidas a los detenidos y que yo sepa no han recibido un castigo ejemplarizante que deje sin ganas a otro de cometer las mismas arbitrariedades.

Abuso de medicamentos prescritos


Es posible que todos, alguna vez, hayamos sentido algún malestar que hayamos curado con un medicamento que nos recetaron algún tiempo atrás o que una vecina haya acudido a preguntarnos qué remedio le puede dar a su hijo para cierta molestia. Eso es automedicarse.

El abuso de medicamentos de prescripción es algo más grave, no es un problema nuevo o únicamente actual, por ello merece enorme atención, especialmente de los padres de familia, profesores y galenos.

Todos deberíamos saber que automedicarse no es conveniente, menos aún ingerir medicamentos sin causa clínica o tomarlos para prevenir algo que nos puede llegar por nuestro comportamiento. Por ejemplo: escuché que un amigo de mi esposo tenía relaciones sexuales extramatrimoniales con mujeres desconocidas, luego se hacía aplicar no sé cuántas inyecciones de penicilina supuestamente para “prevenir” un posible contagio de una enfermedad de transmisión sexual.

Desafortunadamente lo que estaba haciendo dicho señor era vacunándose contra ese medicamento pues si utilizamos fármacos que no necesitamos, posteriormente el organismo lo rechazará y no hará el efecto deseado. Tampoco es válido ingerir antigripales supuestamente para prevenir un resfriado por motivo de viaje, examen, o lo que sea pues si bien la ingesta de medicina para la tos y el resfriado en grandes cantidades parece algo inocuo, realmente no lo es.

Los padres de familia deben estar muy atentos pues el consumo de fármacos para resfriados como droga no es una práctica nueva entre los adolescentes. El jarabe para la tos puede ser utilizado para lograr un efecto estimulante. Algunos adolescentes han llegado al terrible descubrimiento de que pueden drogarse ingiriendo grandes cantidades de fármacos de venta libre que contengan dextrometorfano, también llamado "DXM" y como el DXM se encuentra en medicinas de venta libre, muchos adolescentes piensan con gran ingenuidad, que no se trata de un fármaco peligroso.

Según The International Narcotics Control Board (Junta de Control Internacional de Narcóticos), vinculada a la ONU, (con sede en Viena) en su informe anual dedicado a reseñar lo ocurrido durante el 2006
“El abuso de medicamentos ya ha superado al de drogas tales como la heroína, la cocaína y el éxtasis en partes de Europa, África y el sudeste de Asia. Sólo en Estados Unidos, el abuso de analgésicos, estimulantes, tranquilizantes y otras drogas ha superado prácticamente todas las drogas ilícitas, con excepción de la marihuana.”
¿Cuáles son algunos de los medicamentos de prescripción comúnmente abusados?

Los opiáceos se recetan frecuentemente por sus propiedades efectivas analgésicas de aliviar el dolor. Los medicamentos que pertenecen a esta clase, a veces conocidos como narcóticos, incluyen la morfina, codeína, y otras drogas analgésicas. El uso a largo plazo también puede llevar a la dependencia física y a la adicción, es decir, que el cuerpo se adapta a la presencia de la droga y si su uso se reduce o se suspende, ocurren síntomas del síndrome de abstinencia.

Los depresores del sistema nervioso central son sustancias que pueden disminuir la función normal del cerebro. Debido a esta propiedad, algunos depresores del SNC se utilizan para tratar la ansiedad y trastornos del sueño. Los más utilizados son Barbitúricos, como el mefobarbital y Benzodiacepinas, como el diazepam. Ellos producen un efecto somnoliento o calmante que beneficia a aquellos que sufren de ansiedad o de trastornos del sueño. El uso continuo también causa dependencia y otras consecuencias dañinas.

Los estimulantes, que se recetan para tratar el trastorno del sueño llamado narcolepsia, el trastorno de hiperactividad con déficit de atención y la obesidad, intensifican la actividad cerebral, ocasionan un aumento en la agudeza mental, en la atención y en la energía, que son acompañados por un alza en la presión arterial y un aumento en la velocidad del corazón y en la respiración.

Cuando se toman dosis altas de algunos estimulantes repetidamente durante un corto período de tiempo, se pueden producir sentimientos de hostilidad o de paranoia.

Quienes utilizan los analgésicos, los depresores del SNC o los estimulantes rara vez se vuelven adictos si los toman de acuerdo a las indicaciones médicas. El riesgo de la adicción existe cuando esos medicamentos son utilizados de una manera diferente a la prescrita.


Bien, si alguien está consumiendo un analgésico para un dolor crónico y siente que el fármaco ya no tiene la misma eficacia para controlar esa molestia, primero debe hablar con su médico y no aumentar la dosis por su cuenta. Finalmente, nunca utilice la receta de otra persona.

El abuso verbal


El abuso verbal es muy difícil de detectar pues nunca deja cicatrices visibles, a menos que haya desembocado en violencia física. Pero su invisibilidad se hace mayor por el hecho de ocurrir, por lo general, en privado dado que quien abusa siempre se muestra muy cordial en público, se convierte en lo que llamamos luz de la calle, oscuridad de la casa.

La víctima de abuso verbal, es generalmente el blanco de todo cuanto le acontezca al abusador: se sus arranques de ira, del sarcasmo, del mutismo o de una fría indiferencia. Si hay reclamo, inmediatamente el abusador se pone a la defensiva y tiene expresiones así: “¿A ti qué te sucede?” “Siempre lo malentiendes todo.” “Magnificas lo que digo, ¿no te das cuenta que soy muy reflexivo, que no deseo hacerte daño?”

Con el tiempo, la persona abusada pierde su seguridad, su equilibrio y pronto comenzará a preguntarse si ha enloquecido puesto que el otro suele usar la negación y jamás reconocerá su responsabilidad.

El abuso verbal puede comenzar
con frases despectivas disfrazadas como chistes y poco a poco aumentar su intensidad, variedad y frecuencia. De repente la persona no toma nada en serio y si el otro se atreve a contradecir el protagonista pasa de la más viva alegría a una de sus fases preferidas como la de hacerse la víctima o emplear la ley del hielo.

Hay una
incongruencia entre la forma en que habla el abusador y sus verdaderos sentimientos. Puede sonar muy sincero mientras dice lo que la otra persona tiene de malo. Pero lo que más le caracteriza es su carácter imprevisible. Está muy bien en este momento, pero nadie puede asegurar cómo estará después de un momento; de tal manera que el golpe de efecto desestabiliza totalmente al otro, quien queda atontado por algún comentario injurioso, la frase hiriente, el desprecio y la lista de cosas supuestas que ha hecho o dejado de hacer.

El abuso verbal es manipulador, insidioso, controlador, puede ser abierto o encubierto. Está constantemente rebatiendo y corrigiendo todo lo que dice y hace el otro. Si una pareja tiene una discusión sobre un tema real, éste puede ser resuelto, pero para ciertos individuos todo vale y pueden enfrascarse por horas en donde no hay conflicto específico. Por consiguiente, la misma discusión la tendrán muchas veces durante muchos días, meses y años si es que existe alguien que lo resista.

El abusador verbal puede juzgar y criticar a su pareja y luego expresar su juicio de una manera crítica. Si la otra persona objeta, le contestará que simplemente está señalando algo para ayudar a la pareja, pero en realidad está expresando su falta de aceptación al otro.

No hay que olvidar que si una pareja retiene información y sentimientos que devienen en resentimientos, termina por debilitar el vínculo. Amenazar es una forma clásica de abuso verbal. Manipula a su pareja haciendo que surjan en ella sus mayores temores; esto incluye la amenaza de irse o divorciarse.


Pienso que tergiversar la realidad y la verdadera experiencia de la pareja es sumamente destructivo. Es una forma muy insidiosa de abuso verbal, porque niega todo aquello bueno y noble que ha hecho el otro, distorsiona la percepción real y muy pronto el abusado tratará de cambiar su comportamiento consciente o inconscientemente para no perturbar al abusador.

La negación puede ser muy dañina pues anula la realidad de la pareja. De hecho, un abusador verbal podría leer esto e insistir que no es abusivo.