La educación del infante y el ejemplo




Todo recién nacido llega con su propia carga genética, no solo intelectual sino física. 

¿En dónde encuentra los primeros materiales de su conocimiento?

En su entorno.

Es por ello que en los primeros meses su ocupación principal es la de observar y sentir todo aquello que le rodee. Aunque parezca mentira, la mente infantil poco a poco se va llenando de conocimientos simples y a la vez vitales. 

Los niños “copian” los gestos de sus padres, su manera de sonreír, su forma de expresarse, su manera de utilizar el pañuelo, o llevarse la mano a la nariz… todo, pues su percepción está lista para el aprendizaje.

Los estímulos verbales desempeñan un papel de suma importancia, las conversaciones de quienes les rodean, las transmisiones de radio, la música que escuche y, sobretodo, ejerce una enorme influencia el orden que regule su vida: horario de comidas, de baño, de dormida, etc.

El bebé aprende mucho de las personas que lo rodeen, es así como los padres se convierten en la principal fuente de aprendizaje. Sería desastrozo que más adelante, a medida que crezca, sus progenitores le pidan que haga lo contrario de aquello que ha visto en ellos desde que nació ya que comenzaría a tener principios nada firmes.