¿Se le subió el triunfo a la cabeza al Cigala?

Todas las veces que he tenido el gusto de escuchar a Diego, "El cigala", me ha parecido un cantante de flamenco en verdad extraordinario, le pone mucho sentimiento a la interpretación y su voz entre dulce y quejumbrosa atrapa al público.

En el 2002 el director cinematográfico Fernando Trueba produjo "Lágrimas negras", disco que unió al Cigala con el cubano Bebo Valdés al piano, y se publicó en 2003. A partir de dicho acontecimiento se le comenzó a conocer Internacionalmente pues le hizo merecedor de algunos premios como mejor disco del año y principalmente un Grammy.

Al parecer su éxito no sólo ha sido el resultado de haber "resucitado" algunos temas caribeños, sino su estilo diferente muy bien logrado. Además tengo entendido que en este año ha grabado un álbum de tangos.

¿Qué bonita historia la de este señor, verdad?

Pues me ha sorprendido leer en el diario "El Mundo", que "el cigala" ha dejado plantado a su público en la ciudad de Santo Domingo en la República Dominicana porque supuestamente no le estaban prestando atención.

Legalmente dicho señor ha incumplido el contrato de cantar en un Hotel durante tres horas. Quienes pagaron para cenar en ese lugar, no tenían en mente el menú, sino la presentación de un cantante que admiraban.

El señor Diego, como se llame, debería enterarse acerca de la idiosincrasia de las personas en cada país. Cuando un caribeño sale a divertirse, lo hace a su manera. A él lo contrataron para cantar, los presentes podían estar bebiendo, comiendo o besándose, eso no era asunto de él, debía cumplir el contrato.

La gente asistió a ver a Diego el cigala. Las personas no acudieron allí a escuchar un concierto de Schubert, ni a un oficio religioso, fueron a distraerse. Si desea tanta solemnidad que sólo cante en los templos.

Efemérides del fin del apartheid en Sudáfrica

El vocablo apartheid significa Afrikáans, separación, en la variante sudafricana del holandés. Este horrible fenómeno político apareció oficialmente en Sudáfrica en 1948; el término sirvió para designar la segregación racial y de organización territorial aplicada en forma sistemática en dicho país.

El apartheid consistió en promover el desarrollo separado de las diferentes razas, bajo la dirección de la raza blanca, considerada superior. Para "legalizar" esa injusticia, los blancos aprobaron leyes raciales que tocaban todos los aspectos de la vida social de los ciudadanos sudafricanos.

La institucionalización de la discriminación racial incluyó: llevar consigo su certificado de identidad racial, prohibición de que cualquier negro participara en la vida pública de su país, delimitación de zonas territoriales según los grupos reconocidos, represión policíaca, prohibición de matrimonios interraciales e incluso las relaciones sexuales.

Se llevó a cabo la clasificación racial de los ciudadanos sudafricanos a partir de tres criterios: apariencia, aceptación social y descendencia. Una persona no podía ser considerada blanca si sus padres no lo eran. Con esta medida expulsaron a los negros que residían en zonas de gente blanca y se crearon 10 "homelands", o áreas de reserva para negros.

El Parlamento sudafricano controlaba los "homelands" los cuales eran regiones independientes a las que era asignado cada africano según su clasificación oficial. Dentro de este territorio los africanos negros eran ciudadanos y tenían ciertos derechos; pero fuera de su respectivo "homeland" los derechos se anulaban, e incluso necesitaban usar pasaporte en su propio país.

En 1977 la ONU impuso un embargo de armas a Sudáfrica, y en la siguiente década los Estados Unidos y la Comunidad Europea organizaron un bloqueo económico para presionar a Sudáfrica a terminar con el apartheid.

El símbolo del movimiento negro de liberación en Sudáfrica fue Nelson Mandela, quien estuvo muchos años recluido en una cárcel por sus actividades anti-apartheid.

En 1989 fue elegido presidente de Sudáfrica William de Klerk, un reformista que comenzó a negociar una salida al estado de discriminación racial. Como un acto simbólico importante, en 1990 se concedió la libertad a Nelson Mandela, tras 26 años de prisión por oponerse al racismo.

El 17 de junio de 1991 se decretó el fin del apartheid. El Parlamento sudafricano derogó todas las leyes segregacionistas a través de una reforma a la Constitución, la cual entró en vigencia en 1994. Como parte de esa reforma, se disolvieron las "homelands".

Asuntos de pareja

A algunas personas les resulta muy fácil pontificar acerca del comportamiento, sobretodo aquel que supuestamente deberíamos tener con nuestra pareja; pero se olvidan que "pareja" implica a dos seres, por consiguiente la mayor o menor atención que se ponga en la convivencia debe ser esfuerzo mutuo y no de uno solo.

Vivir en pareja es muy bonito, pero demasiado difícil si los "males" que resulten de la relación son señalados unilateralmente a uno de sus componentes. Sé de personas a las cuales sus parejas las están criticando constantemente, lo cual significa que no han sido aceptadas, que el otro se cree dueño hasta de los pensamientos de su consorte.

Existen aquellos que se creen perfectos y son capaces hasta de mandar a terapia a su cónyuge para que le curen de no sé qué pues es ella o él quien no deja vivir en paz.

Desde mi punto de vista, cuando una pareja tiene problemas, si hubiera que señalar a alguien sería a los dos. ¿Acaso no somos complementarios?

Por lo general nuestro comportamiento responde a la mayor o menor armonía con la que sean recibidos nuestros puntos de vista; a no ser que se trate de alguien que esté con problemas psicológicos. Una persona puede estar irascible por diferentes motivos: malas relaciones laborales, frustración, insatisfacción, resentimiento, personalidad negativa y enfermedad, entre otros. Pero, ¿por ello tiene que desquitarse con su pareja?

Los terapeutas de familia siempre aconsejan el diálogo para llegar a acuerdos duraderos en el hogar. El diálogo, dicen los expertos, debe realizarse con amor.

Eso suena maravilloso cuando los dos tienen mentes sanas, cuando no existen barreras machistas o feministas, cuando ambos hayan aceptado que vivir en pareja no es dejar de ser una persona con pensamientos autónomos, sino un ser humano en la plenitud de sus derechos y de su libre albedrío para expresarse y dirigir sus sentimientos con responsabilidad.

Autoridad y poder

Estos conceptos generalmente los utilizamos como sinónimos, pero no podemos dejarnos confundir por la cercanía de un vocablo con otro. Se me ha ocurrido hablar de estos términos opuestos a raíz del abuso de poder cometido por el gobierno israelí. Enseguida anoto algunas diferencias.

Sólo quien puede demostrar eficacia moral de las determinaciones de su voluntad, tiene autoridad; pues ésta (la autoridad) es fundamentalmente una fuerza moral cimentada en la razón; en contraposición del poder que se basa en la fuerza que constriñe.

A lo largo de la historia hemos visto que tiene poder quien puede imponer su voluntad, demandar acatamiento, dentro o fuera de la ley, y aún en contra de ella. El poder se basa en la intimidación, frente a la autoridad que se apoya en la persuasión.

La autoridad es un factor ético-normativo, mientras que el poder es un elemento fáctico.

Comúnmente la autoridad se basa en la ley pero ésta no es su único fundamento, pues también depende del prestigio de la persona, de su honestidad, de su rectitud, de su carisma y de su sabiduría. De ahí que quien posea autoridad no necesita recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza para hacerse obedecer pues sus disposiciones son cumplidas por el alto índice de credibilidad que le otorga la eminencia de sus actos.

El gobierno israelí únicamente posee autoridad dentro del territorio que le fue otorgado por la ONU en 1948, pero ha utilizado la fuerza para tomar otros territorios, para aislar a los palestinos que desde hace miles de años vivían allí; para impedir que les llegue ayuda…

Dicho país no tiene autoridad para atacar barcos que estén en aguas internacionales, ni para realizarle bloqueo a los palestinos que habitan en la Franja de Gaza, ni para acusar de ilegales a quienes han estado a 170 millas de las costas hebreas.

Eso me recuerda la célebre frase de don Miguel de Unamuno: “venceréis pero no convenceréis, porque para vencer tenéis la fuerza pero para convencer os hace falta la razón”.