El respeto y la libertad de expresión

 ¿Qué es respeto?
Según la Nueva Enciclopedia Larousse, respeto es el sentimiento que leva a reconocer los derechos, la dignidad, el decoro de una persona o de una cosa y a abstenerse de ofenderlos.
¿Qué es la libertad?
En sentido estricto, libertad es un vocablo de significado abstracto cuyo alcance ha cambiado a través del tiempo y de las circunstancias histórico-políticas.
De acuerdo con el diccionario, es la facultad natural que posee todo ser humano de obrar de una manera u otra o de no hacerlo.
La libertad no es ilimitada pues tiene sus márgenes a partir del momento en el cual recapacitamos que no estamos solos en el mundo y existe esa línea invisible llamada derechos ajenos.
Las acciones que efectuamos de acuerdo a nuestras convicciones y nuestra propia voluntad pueden llegar hasta donde se encuentre la libertad del otro; ello nos lleva a pensar que no existe la libertad absoluta.
Cuando se exceden lo límites, el Estado, el cual vela por los derechos colectivos, interviene para proteger a los ciudadanos a través de las leyes, es por ello que ciertas demostraciones libertinas son condenadas por las diferentes legislaciones.
La reflexión acerca de estos dos vocablos se debe que en las últimas semanas hemos tenido noticias en verdad insólitas:
Por un lado, un gobernante sudamericano otorgó asilo político a alguien que, además de arrogarse el derecho de publicar informes privados, la justicia sueca lo investiga por delitos sexuales.
Este "personaje" ha vulnerado el derecho a la privacidad al introducirse a páginas que no son de su incumbencia. Además de ninguna manera puede ser un "adalid" de la libertad de expresión alguien que difunde información obtenida ilegalmente.
Por otro lado ha dado la vuelta al mundo el hecho de haber sido condenadas a dos años de prisión por "vandalismo" las integrantes de un, hasta ahora desconocido, grupo musical ruso.
"Se dieron a conocer en toda Rusia el 21 de febrero pasado cuando cinco de sus integrantes irrumpieron encapuchadas en una zona restringida del altar de la catedral de Cristo Redentor en Moscú, el principal templo ortodoxo del país. Una vez allí, las jóvenes se desprendieron de varias de sus prendas y comenzaron a tocar la guitarra eléctrica, a cantar y a bailar en ropa interior".
Aunque la condena tiene tintes políticos muy marcados pues ellas cantaron: "Madre de Dios, echa a Putin", y acusaban al patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kiril, de creer en el presidente de Rusia y no en Dios; el grupo de cantantes irrespetó la libertad de culto de la cual habla en Art.18 de la Declaración Universal de los Derechos humanos, de quienes se encontraban en su iglesia. 

Si querían protestar hubieran podido hacerlo en la Plaza Roja, sólo las hubieran detenido unos días por escándalo.

Una iniciativa justa


Quienes tienen la fortuna de participar en los juegos olímpicos son personas dignas de admirar por su dedicación, disciplina, esfuerzo, trabajo, tesón y perseverancia.

Aquellos deportistas que representan a los países desarrollados tienen todas las atenciones, los entrenadores, buena alimentación y los implementos que les ayuden a formarse adecuadamente para el cumplimiento de sus propósitos.

No es lo mismo con aquellas personas que hacen parte de delegaciones de países en los cuales el Estado no se ha preocupado por el quehacer deportivo; además del esfuerzo diario de los entrenamientos deben tener un empleo que les permita obtener los medios necesarios para entrenarse adecuadamente, muchas veces con el estómago suplicante.

Pero la falta de ayuda estatal no solo es causa de muchos sacrificios para sacar adelante el anhelo de llegar a las justas olímpicas, sino que no les permite dedicarse a estudiar y a prepararse para enfrentar las competiciones de manera más especializada hasta alcanzar la excelencia.

Cuando un atleta consigue una medalla olímpica pueden suceder dos cosas:

Que la presea signifique un incentivo para abrir paso a un crecimiento deportivo lo cual haría que el competidor consiga mayores ofertas de apoyo y en el futuro se consagre en su especialidad.

Que a pesar de la atención recibida tras ganar la medalla, el deportista crea que ya lo ha dado todo, entre en el facilismo y como respuesta su nombre quede en el olvido tras el paso del tiempo. O

Que utilice inteligentemente la alegría dada a sus conciudadanos y opte por candidatizarse a alguna dignidad como lo hizo, en su momento María Isabel Urritia.

En Sydney 2000, la levantadora de pesas colombiana María Isabel Urrutia ganó la primera medalla de oro para Colombia en unos juegos olímpicos. Tras la victoria, aprovechó la popularidad obtenida e inició la carrera política, la cual terminó en su elección para integrar la Cámara de Representantes.

Durante su participación en el Congreso, promovió una reforma que ha beneficiado a los deportistas destacados con un incentivo deportivo de por vida, el cual a partir del 2011 que el presidente Santos sancionó la Ley 1389 de 2010,  todo aquel que, a partir de esa fecha, sea campeón del ciclo olímpico (que son Bolivarianos, Centroamericanos, Panamericanos y Olímpicos), pueden tener ese incentivo de por vida.

Felicitaciones a los ocho medallistas colombianos de Londres – 2012; dicha iniciativa los cubre y pueden dedicarse a entrenar con más tranquilidad.

Rebajas de penas

Cuando alguien ha cometido un delito con conocimiento, premeditación y alevosía, sin que tenga alguna causa atenuante, esa persona debe ser castigada con todo el peso de la Ley; es decir, se le aplica la pena máxima prescrita en el Código Penal.

El reo debería cumplir completamente la sentencia dictada por un Tribunal Penal, luego de un debido proceso.

Desafortunadamente, desde hace algunos años las leyes han cambiado a favor del delincuente debido, entre otras cosas, al hacinamiento en el cual viven muchos reclusos pues las autoridades  respectivas se han encargado de abarrotar de gente los penales, muchos de ellos aún sin sentencia.

Cuando la población carcelaria supera la capacidad de las edificaciones destinadas para albergar a aquellos condenados, deben construirse edificios más grandes, más seguros y con miras a que devengan en lugares de rehabilitación y no, en escuelas del delito.

La idea de rebajar las penas está bien, si esa decisión fuera tomada fundamentándose en un criterio profesional respecto de la personalidad del condenado, la naturaleza integral del delito cometido, la manera como haya sido perpetrado y las circunstancias que lo hayan rodeado; pero únicamente en el momento de dictar sentencia.

No debería ser admisible que por el hecho de haber tenido una supuesta conducta "ejemplar", los envíen a la calle sin cumplir su condena. Esto es una bofetada y un irrespeto imperdonable a las víctimas.

El hecho de que un criminal cumpla entera su sentencia, no va a resucitar al sujeto pasivo del delito, pero los familiares han de sentir que al menos se puede creer en la Justicia.

¡Protesto enérgicamente!
No deben rebajarle las penas a quienes han asesinado a sangre fría a sus parejas, algunas incluso frente a los hijos.

No se puede tener misericordia con quien no la tuvo con su víctima.