Carnaval


Aunque el origen de estos festejos proviene de tiempos remotos, etimológicamente, la palabra "carnaval" fue acuñada en Europa, a fines del siglo XV. Derivada del término italiano "carnevale" y ésta a la vez del latín carnis tollendus, la carne que se ha de quitar. La procedencia del vocablo nos permite observar cierta ambigüedad en el origen de la fiesta del carnaval: por un lado, de carácter religioso, fortalecido en la Europa medieval; y por el otro, satírico - pagano, vigorizado por la tradición popular.

Esta festividad precede a la cuaresma que es la etapa más austera del año para el mundo cristiano. Ha de ser por ello que en estas fechas se permite la extravagancia, la locura, el exceso, el desenfreno, la ruptura de tabúes… pues hasta el más serio
puede sucumbir a la tentación de esconderse bajo un antifaz y disfrutar sacando a la luz su verdadera personalidad.

Muchos de los elementos del carnaval, como las máscaras, antifaces o los disfraces, tienen su origen en los tiempos del imperio romano. Al celebrar las fiestas en honor a Baco y Saturno se invocaba el favor de los espíritus de los muertos. Una persona se vestía de blanco y con una máscara en el rostro representaba a los muertos. De aquella época ha quedado la tradición del entierro del carnaval.


En la actualidad esta festividad ha unido las costumbres festivas pre-cristianas, las del medioevo, el teatro de la calle y hasta el circo. El carnaval que más me ha agradado es el de Venecia, pero creo que para todo el mundo el carnaval por antonomasia es el de Brasil. Son dos estilos muy diferentes, el uno se vive en el invierno septentrional y el otro en el verano austral.

Al presidente colombiano Álvaro Uribe


Estimado doctor Uribe:

Como colombiana he apoyado sus proyectos enrumbados a mejorar la seguridad interna de nuestro país y reconozco que su gestión ha dado como resultado el poder transitar tranquilamente por las carreteras de la Nación y que además nuestra economía haya tenido un crecimiento aceptable dentro del marco político que vive el país. Quiero, doctor Uribe, comunicarle algunas inquietudes que tengo.


El gobierno de Colombia ha fumigado cultivos ilícitos, desde hace años, con el herbicida glifosato y lo ha hecho incluso en regiones que son reservas naturales, contraviniendo de esa manera normas nacionales, tratados internacionales y acuerdos con comunidades indígenas y campesinas.


Si en la guerra contra las drogas y los narcotraficantes, tanto el gobierno de Colombia como el de Estados Unidos tienen mucho interés en la protección ambiental y de la salud humana en Colombia ¿por qué utilizan un producto que deteriora nuestros ecosistemas?


¿Por qué, doctor Uribe, usted que es tan amigo del señor Bush no le pide que mejor acabe con el consumo que existe en su país? De esa manera el negocio se vendría abajo pues no hay oferta sin demanda. Mejor aún, con tanta tecnología que tienen los estadounidenses podrían “saber” en dónde están los laboratorios y los narcotraficantes y terminar con el asunto de una vez por todas; o ¿será que eso que ellos pueden detectar en donde se encuentra cualquier persona es puro cuento?


Posiblemente todos aquellos que vivimos en las grandes ciudades no podamos percibir cuál es el verdadero alcance de dichas fumigaciones porque no estamos cerca de los lugares en donde la gente enfrenta a diario las consecuencias negativas del producto empleado; sobretodo que al efectuar las fumigaciones aéreas el glifosato no solo rocía los cultivos indebidos sino también aquellos que son el alimento diario no sólo de nuestros campesinos, sino de nosotros mismos.

Señor Presidente, ¿acaso no tienen derecho todas las personas residentes en Colombia a la protección, a la seguridad y salubridad pública violadas por la Dirección Nacional de Estupefacientes y demás entidades encargadas?


Soy partidaria de la erradicación de esos cultivos,
sé que destruirlos es una obligación legal y moral de las autoridades; ignoro cómo se podrá acabar con la producción, y tráfico de estupefacientes, pero debe existir otra manera, debe haber alguna estrategia que no vaya en detrimento de la salud y bienestar de nuestros campesinos que son quienes han sufrido con todos los males del país; pues siempre se habla de atropello al medio ambiente, pero no se quiere decir que eso constituye un problema social, que es la crisis del sector agropecuario, especialmente en los departamentos que viven de las pequeñas parcelas.


El 10 de febrero del año en curso leí en El Tiempo de Bogotá, que el Presidente de Ecuador piensa demandar a nuestro país. El señor Correa en una cadena radial ecuatoriana ha dicho textualmente:

''Utilizaremos mano dura contra lo que consideramos una agresión... Vamos a demandar penalmente a Colombia ante el tribunal internacional de la Haya por el daño que nos ha causado la decisión unilateral de bombardear con glifosato la frontera''.

Claro que el vocablo “bombardear” no es el más adecuado para quien desea hacer un reclamo respetando la soberanía y las razones que tenga el otro país. Pero si la molestia ecuatoriana no se resuelve tranquilamente ¿qué hará usted, señor Presidente con todos nuestros conciudadanos, desplazados o no, que están viviendo en ese país?

¿No habrá cómo arreglar ese asunto de manera diplomática? Nuestro país se ha caracterizado por tener diplomáticas y diplomáticos excelentes.

¿No sería saludable que el gobierno colombiano se haga cargo de la gente que ha tenido que salir de sus tierras huyendo de la violencia?


¿Parte del dinero que recibe el Estado, ya sea vía impuestos y aquella platica que envían de gringolandia no es precisamente para programas de atención a los pobres desplazados?


¿Cree, usted doctor Uribe, que si los ecuatorianos piensan que las fumigaciones aéreas en la frontera son un acto inamistoso, como ha dicho su ex canciller Francisco Carrión ante la OEA, ellos, que francamente tienen tendencias chauvinistas bastante marcadas, tendrán consideración con los miles de colombianos que en este momento se encuentran en ese país?


Si, usted señor Presidente, cree que las fumigaciones son el único camino para eliminar las plantaciones de coca, ¿por qué no las ejecutan con esos aparatos que se llevan en la espalda y que rocía únicamente aquellos cultivos que no queremos que existan?


Todos sabemos que la aspersión aérea es inexacta, por lo tanto dañina. Sería bueno que sus subalternos revisen lo del manejo ambiental, que se instruyan en las verdaderas consecuencias negativas o colaterales que se producen al utilizar el glifosato, sobretodo a largo plazo. Por otro lado, me parecería muy acertado reflexionar acerca de por qué el gobierno de Afganistán, que necesita urgente el apoyo económico de USA, a pesar de todo se ha negado a utilizar dicho producto en su territorio.

Bien, señor Presidente, tengo otras preocupaciones para comentarle pero sé que su tiempo es limitado. Próximamente le enviaré otras líneas.

Cordiales saludos a su señora esposa y a sus niños.

Los medios y el dolor ajeno


Hace un año escribí dos artículos acerca de la libertad de expresión y exponía mis puntos de vista acerca de la apertura que tenemos los occidentales hacia cualquier tipo de manifestación gráfica acerca de temas de interés general, siempre y cuando no haya sido realizado con la intención de hacer daño a terceros.

Toda la vida he visto que existen medios de comunicación decentes, muy centrados en sus comentarios y publicaciones, respetuosos, originales, creativos y, aquellos vacíos, sensacionalistas a los que les interesa únicamente la noticia escandalosa o aquella que levanta el morbo; a pesar de que pocos les damos importancia, dejan una enorme huella en la opinión pública.

Resulta muy desafortunado para la formación de nuestros jóvenes que sean estos últimos medios los que día a día van ganando cierta aceptación y comience, en detrimento del buen gusto y la sensatez, una era de verdadera vulgarización y maltrato de la información.

Parecería que a algunos medios de comunicación no les ha bastado exponer a sus seguidores todo tipo de escándalos, hechos bochornosos y hasta imágenes sin editar sino que en la actualidad han hecho del dolor ajeno una especie de espectáculo inhumano.

¿En dónde están los directores de televisión y los editores de prensa que han trabajado sin responsabilidad por no tener una política clara de cómo manejar la información? No se dan cuenta que son ellos los responsables de cuidar el tratamiento de los temas.

¿Por qué un periodista trata sin importarle los sentimientos de los demás, entrevistar a una persona que ha sufrido un accidente y se encuentra recluida en un hospital?

¿Por qué insisten en que los familiares de personas famosas les den detalles de alguna terrible enfermedad o desgracia que haya tenido el personaje perseguido por los periodistas?

¿Acaso ese tipo de comunicadores no saben que deben respetar la intimidad, el dolor y la angustia de sus semejantes?

Harry Potter ya no es un niño

Estoy segura que cuando la británica Joanne Kathleen Rowling le dio vida literaria al pequeño Harry Potter, no le pasó por su mente que el chico se convertiría en el ídolo de millones de niños y adolescentes alrededor del mundo, sobretodo luego de la primera película, dirigida por Chris Columbus, que teniendo como protagonistas a los niños Daniel Radcliffe, como Harry, y Emma Watson, como Hermione Granger fue todo un éxito.

Me parece que fue debido al triunfo del primer libro, “
Harry Potter y la piedra filosofal” (1997), que la genial escritora decidió realizar una serie de historias relacionadas y entramadas entre sí. De esa manera vieron la luz:
* Harry Potter y la cámara secreta (1998)

* Harry Potter y el prisionero de Azkaban (1999)
* Harry Potter y el cáliz de fuego (2000)
* Harry Potter y la Orden del Fénix (2003)
* Harry Potter y el misterio del príncipe (2006) Y muy pronto los seguidores de dicha historia podrán leer “Harry Potter and the Deathly Hallows”.

Para quienes no son admiradores del personaje debo decirles que Harry Potter es un niño aprendiz de mago en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería y la obra enfoca principalmente la lucha del protagonista contra el malvado mago Lord Voldemort. Paralelamente muestra sentimientos como el amor, el coraje, la amistad, la ambición y poco a poco enfrenta el crecimiento de los chicos protagonistas… justamente hablé tanto para llegar a este punto.

Las películas han sido realizadas con los mismos juveniles actores y los espectadores hemos asistido al crecimiento físico e intelectual de los protagonistas, no sólo en la obra literaria sino en la pantalla y por consiguiente es normal que ya no pensemos en ellos como niños sino como seres humanos que han creciendo en todo sentido.

Los actores deben continuar su vida, el hecho que alguna vez hayan interpretado niños o personajes bondadosos e ingenuos no quiere decir que a medida que pasa el tiempo no puedan desempeñarse como adultos con todo lo que ello conlleva. Es desastroso para la carrera de un actor encasillarse en ciertos papeles.

Mis reflexiones se deben a que, según las foto-noticias del diario El Mundo, muchos padres de familia británicos se han opuesto a la publicación de fotografías del actor Daniel Raddiffe con poca ropa o desnudo. Sucede que él está protagonizando una obra teatral en la que el actor interpreta al mozo de establo Alan Strang, que dejó ciegos a seis caballos; debido a ello está indispuesto y siendo tratado por un psiquiatra.

Desde mi punto de vista no veo que ese nuevo trabajo de Daniel Raddiffe pueda afectar a los niños y jóvenes pues realmente sólo las tres primeras películas podrían entrar dentro del género infantiles pues la cuarta película, “Harry Potter y el cáliz de fuego”, estrenada en noviembre de 2005, dirigida por el inglés Mike Newell, ha sido clasificada para mayores de 15 años o niños acompañados por adultos, puesto que ha sido el film más oscuro de lo que va de la saga.

Finalmente, creo que esta es una excelente oportunidad para enseñarles a los chicos que el personaje que ven en el cine es un actor, pues Harry es el fruto de la fantástica imaginación de la señora
Rowling.