Ser ahorrativo no es mismo que ser tacaño

¿Qué es ser ahorrativo?

Para mí es una práctica sana que se aprende en la niñez, cuando aún desconocemos los temas económicos. Los padres con frecuencia enseñan a realizar ciertos actos que conduzcan al chico a ser consciente de no desperdiciar los bienes que existan en casa, sean estos monetarios, alimenticios o servicios: cerrar el grifo, utilizar ciertos cuadernos que quedaron con páginas en blanco en el curso anterior, guardar el alimento que no se vaya a consumir para otro momento, etc.

Una manera de inculcar el ahorro a los hijos es haciéndole comprender que no se puede comprar todo cuanto desee, siempre hay que dar prioridad a las necesidades y pensar varias veces antes de adquirir ciertos productos que puedan esperar o nunca comprarse.

Para mí la clave del ahorro está en preguntarse: "¿este artículo es realmente imprescindible o simplemente es un lujo?"

Una manera muy práctica para que los niños entiendan acerca de ser ahorrativo, es enseñarles a reutilizar algunos elementos que a veces abundan en el hogar y que terminan en el basurero: los materiales de embalaje. Con ellos se pueden elaborar muchos objetos de juguete, adorno, o sorprender a los profesores que piden siempre cartulinas; es increíble la gama de oportunidades de utilización que brindan las cajas de cartón; sobretodo para trabajos manuales que tarde o temprano se desechan.

Es muy probable que ser muy ahorrativo pueda convertirnos, ante los ojos de los demás, en avaros o tacaños; pero si gastáramos nuestro peculio, sin medida, eso podría convertirnos en miserables.

La diferencia que existe entre ser ahorrativo y ser tacaño estriba en que el ahorrativo simplemente gasta sin realizar un derroche de su patrimonio; mientras que el tacaño es mezquino, hace los menores gastos posibles y vive mal con la esperanza de tener más.

Adiós Steve

El mundo de la informática y de las nuevas tecnologías está de luto pues nos ha dejado para siempre quien fuera el genio de la Apple; ese visionario inconmensurable, creador de la Mac, iPod, iPhone, iPad, iTunes…

Cambió las costumbres de millones de personas al reinventar nuevas maneras de escuchar música y reformuló el orden establecido en el campo de la telefonía móvil. Dirigió su gran energía para realizar incontables innovaciones que enriquecieron y mejoraron nuestra cotidianidad.

En nuestro hogar, el primer ordenador que tuvimos fue una Apple II c, lo cual hizo que le siguiera la pista a su creador quien se retiró un tiempo de la Compañía, para regresar unos años más tarde cargado de iniciativas que terminaron por catapultarlo como el gran gurú de las nuevas tecnologías.

Por cierto, aún tenemos guardada como reliquia nuestra hermosa Apple II c.

El espíritu creador de Steve Jobs rondará por mucho tiempo en las instalaciones de Apple y en nuestros corazones.

Paz en su tumba.


P.D. En honor a mi amiga virtual, Marta Salazar, he fotografiado nuestra antigua Apple II c.

¡Héla aquí!