Una disyuntiva por Birmania

Birmania está gobernada por un régimen militar desde 1962; no celebra elecciones parlamentarias desde 1990 cuando el partido oficial sufrió una gran derrota ante la LND, que lidera la galardonada con el premio Nobel de la Paz Aun San Suu Kyi.

Birmania, también llamada Myanmar, es el país con mayor corrupción del mundo, según Transparencia Internacional, y pese a ser uno de los más ricos, con petróleo, industria química, piedras preciosas, su población es muy pobre.

Ese país del sudeste asiático ha tenido una de las peores y más opresivas dictaduras militares del mundo. La junta militar ha reprimido, durante décadas, a todo tipo de oposición: ha encarcelado a la Nobel de la paz Aung San Suu Kyi, destruido pueblos enteros e institucionalizado los campos de trabajo forzado. Pero hace un par de semanas, miles de monjes budistas, altamente respetados entre los birmanos, comenzaron un movimiento de protesta pacífica en contra de la brutal dictadura y las deplorables condiciones económicas que ésta impone a su población. Las protestas se han propagado rápidamente, más de 100.000 personas han tomado las calles en Rangún, pero los militares han acudido a la violencia.

Estos eventos podrían significar una revolución democrática en Birmania. En 1988, la junta masacró a miles de individuos que protestaron por la democracia. Pero esta vez, la presión de la comunidad internacional podría cambiar la historia. China, el principal aliado birmano, y el consejo de seguridad de la ONU pueden, de alguna manera, presionar a esos militares para que no repriman a los manifestantes y apoyar un proceso de reconciliación y democratización en Birmania iniciar un verdadero diálogo con la oposición y liberar a los presos políticos para que puedan participar en el proceso.

En los últimos días, la junta Militar birmana ha transformado un colegio de las afueras de Rangún en centro de detención para más de mil detenidos, entre ellos 800 monjes budistas, por haber participado en las manifestaciones antigubernamentales. Ha creado nuevos regimientos con la misión de someter a los manifestantes, han impuesto el toque de queda, han suspendido los servicios de Internet para impedir que se informe al exterior de la dura represión que se halla sufriendo la población y lo que es peor, han interrogado a miles de personas:
"Día y noche, sacaban un monje tras otro de las celdas para ser interrogados. Algunos regresaban con golpes en la cabeza y magulladuras en el cuerpo, otros con la espalda encorvada o cojeando",
relató un monje budista, de la etnia shan, que no quiso revelar su identidad por temor a que haya represalias en contra de su familia.

Ayer, según EFE, el Consejo de Seguridad de la ONU terminó su tercer día de intensas negociaciones sin llegar a un acuerdo sobre el contenido de una declaración de respuesta a la violenta represión de la Junta Militar de Birmania a las protestas ciudadanas en favor de un cambio político. Se debatían entre “condenar” o “deplorar” la irracionalidad de las autoridades, mientras que los birmanos sortean sus pensamientos entre seguir protestando o darse al dolor de la soledad ante el mundo.

Hoy continúan las detenciones mientras que la Junta Militar ignora la ola de condenas internacionales desatada a raíz de la violenta represión empleada para sofocar las protestas, y de la ofensiva diplomática que en el seno de las Naciones Unidas han puesto en marcha el Reino Unido, Francia y Estados Unidos, éste último ha amenazado con presentar un conjunto de sanciones contra la Junta Militar de Birmania ante el Consejo de Seguridad de la ONU si sus gobernantes no responden a la presión internacional para que cese la represión de las protestas pacíficas en favor de la democracia.

Última hora: "El Consejo de Seguridad deplora enérgicamente el uso de violencia contra manifestaciones pacíficas en Birmania", dice la resolución. Y añade: "El Consejo de Seguridad subraya la importancia de la pronta liberación de todos los prisioneros políticos y restantes detenidos". _ ¡Vaya! La ONU deplora la actuación de los militares birmanos mientras el mundo entero la condena.

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