Vigésima Constitución en Ecuador


Según la obra “Derecho Constitucional ecuatoriano” del doctor Juan Larrea Holguín, Ecuador ha tenido una historia de desacuerdos y enfrentamientos políticos que lo han llevado a tener diez y nueve Constituciones, pues por un lado los gobernantes han anhelado contar con leyes acordes con sus aspiraciones e ideas doctrinarias y por otro el pueblo ha creído, cree y posiblemente creerá ingenuamente que las nuevas leyes vendrán “cargadas” de soluciones a sus múltiples problemas.

El presidente de ese país, don Rafael Correa, enarboló como bandera de campaña electoral la realización de una Asamblea Constituyente. Tanto él como sus electores deben de saber que el campo de acción del Estado para cumplir debidamente su misión, es muy amplio y va desde el continuo perfeccionamiento y revisión de la legislación hasta el control de la moralidad pública y la promoción del trabajo, la técnica, las ciencias, las artes, etc.

Pero la intervención del Estado ha de mantenerse en sus justos y rigurosos términos, ya que el exceso de poder puede ser letal para la democracia. El Estado no puede monopolizar ningún género de actividades, ni convertirse en el supremo árbitro de ellas.
¿Será necesario cambiar la Constitución para desarrollar un plan de gobierno? ¿No podía realizar esas reformas el Congreso Nacional?

El señor Correa había dicho que de no obtener mayoría para la Constituyente, renunciaría. Eso suena muy mal, el presidente de una nación no puede condicionar de esa manera al electorado. También cree que la Asamblea podrá disolver el Congreso de la República, ¿cómo lo logrará si las nuevas leyes únicamente entrarían en vigencia si fueran aprobadas posteriormente en un plebiscito y los resultados se publicaran en el Registro oficial?


¿Le espera al vecino país una época de incertidumbre legal?

He leído que don Rafael se he dedicado a descalificar a los partidos políticos. Opino que ellos son muy necesarios pues sus seguidores pueden conocer las diferentes ideologías de esos grupos y libremente pueden formar parte de ellos. Si se permite la formación de “movimientos” sin norte, ni ideas claras el resultado será la fragmentación de la opinión pública.

Es posible que su gobierno de subsidios le haya dado popularidad, pero debería recapacitar que lo mejor sería que todos sus conciudadanos tengan iguales oportunidades frente a los medios de producción y consumo con una posibilidad abierta a todos de laborar y producir.

En una entrevista con el periodista Eduardo Soto Guerrero, enviado especial de “El Tiempo” el señor Correa ha expresado:
“Yo no creo en modelos. El socialismo del siglo XXI es una ideología que enfatiza la vocación integracionista de nuestro pueblo, la necesidad de buscar esa nación latinoamericana. Esa necesidad la comparten los gobiernos que se enmarcan dentro del socialismo del siglo XXI y también gobiernos de otra tendencia, como el colombiano y el peruano.”
¿Socialismo del siglo XXI? ¿Qué es eso?

Es un concepto ideado por Heinz Dieterich Steffan, a partir de 1996, y muy difundido desde el 30 de enero de 2005, por el Presidente venezolano, señor Hugo Chávez

El socialismo es uno solo, lo que sucede es que la manera de aplicarlo ha ido evolucionando con la historia o con quien detenta el poder. Desde el punto de vista de la Economía su base radica en la propiedad social sobre los medios de producción y en el control estatal.


Sería muy conveniente que el presidente Correa, al aplicar
el nuevo modelo económico de su país reconozca la diferencia en las capacidades individuales y que por el desarrollo de éstas la propiedad privada es fruto del esfuerzo de cada uno, y que sus políticas se vean enmarcadas en la búsqueda de iguales condiciones para su manifestación respetando los derechos y libertades individuales.

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