Otro año nuevo


Siempre me pareció tremendamente absurdo celebrar con tanta seriedad el paso de un año a otro pues es algo muy relativo. La humanidad existe desde hace más de cinco mil años, en ese caso los chinos estarían más acordes con el calendario que poseen. Los occidentales acomodamos la vida y los hechos al cristianismo por lo tanto nuestra era comienza con el supuesto año del nacimiento de Jesús Cristo.

Recordemos que en comienzo fue el calendario juliano que era idéntico al antiguo calendario romano, basado en el año egipcio que tenía 365 días más 1/4. Cada cuatro años se intercalaba un día (éste es el origen de los años bisiestos) y el año se dividió en 12 meses de diferente duración, puesto que 365 no es divisible para 12. Dicho calendario había acumulado un error de diez días con respecto al año trópico por lo que estos días tuvieron que restarse de forma arbitraria cuando en 1582 fue abolido el calendario juliano por decreto del Papa Gregorio XIII y se estableció el calendario gregoriano. Así en el año 1582, el día siguiente del jueves 4 de octubre fue el viernes 15 de octubre. Este ajuste logró que en el año 1583 el equinoccio de primavera en el hemisferio norte sucediera el 21 de marzo.

El Calendario Gregoriano, que acumula un error de un día en 3226 años, fue adoptado en occidente por todos los países católicos y la mayoría de los evangélicos, aunque algunos de éstos no lo adoptaron inmediatamente. Por ejemplo Inglaterra, reemplazó el calendario juliano por el gregoriano solo 170 años después, para hacerlo tuvo que efectuar un ajuste: el día siguiente al miércoles 2 de Septiembre de 1752 según el calendario Juliano, fue el jueves 14 de Septiembre de ese mismo año, según el Calendario Gregoriano.

Eso nos demuestra que en cuestión de fechas no hay una real exactitud, peor aún si nos remitiéramos a otro tipo de calendario como el de los musulmanes que tiene como referente el ciclo lunar o el de los chinos que es luni-solar. Como sea que veamos el mundo, cualquiera que sea nuestra ubicación, no le veo, en modo alguno, que el paso de un año a otro sea tan trascendental para nuestra vida. Quizás mi visión es que en el año próximo debemos pagar nuevamente los impuestos de la casa, del auto, efectuar la declaración de rentas, etc.

Por todo lo dicho no hay motivo de celebrar con tanta pasión el advenimiento de un nuevo año, menos aún hacer el ridículo con falsas promesas que jamás se cumplen; es mejor guardar las fuerzas para seguir luchando por una vida mejor; aunque si eso es lo que aman quienes me leen, pues adelante, ¡salud y mis mejores augurios!

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